viernes, 10 de enero de 2014

LA CORRUPCIÓN

La corrupción política existe en todas las organizaciones e instituciones públicas. Y es universal: afecta a todos los grupos políticos y sociales, y tiene lugar en todos los países del mundo; y en función del nivel de poder que los diversos colectivos o personas detenten dentro de aquellas instituciones, la corrupción será mayor o menor -para aquellos colectivos o personas- en casos y cosas... Y así, por ejemplo y para el caso español, IU o UPyD tendrán menos casos de corrupción que PSOE o PP porque aquellos detentan menos poder institucional que estos.
El asunto es que, si bien la democracia no significa acabar con la corrupción (mientras exista el hombre y la propiedad privada, habrá corrupción) sino que aquella corrupción, cuando aparece, no sea impune sino condenada, en primera instancia, por los propios colectivos a los que pertenecen los corruptos (deben expulsarlo inmediatamente de sus filas), y en segunda instancia, por la Justicia; y cuando no sólo no son condenados por sus propias organizaciones sino que, para colmo, los protegen y salen en su defensa, cuando llega el caso a la Justicia ya está viciado en el proceso, más allá de que vemos cómo también (y a diario lo vemos en España) la propia Justicia está corrompida; y así, la Fiscalía, por ejemplo, se convierte en abogado defensor del presunto delincuente, y/o el juez se deja presionar por el color político del poder de su colectivo y acaba exculpando -o no procesando- a aquellos presuntos corruptos...
Pero para más inri, tenemos esa prensa que diariamente ampara el delito de aquellos corruptos; cosa que es para enmarcar como antiperiodismo: todos comprados por el poder, bien porque los financia, bien porque su autoalimentan en su prodredumbre moral y de negocio...
Esta realidad, por desgracia, la vivimos en España a diario. Y concluimos, como siempre: España es un país pre-democrático sustentado en un Estado fallido.

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