Cuando es tiempo de melancolía, la dicha de estar triste, que decía Manu Leguineche describiendo aquel invierno en Cañizar, donde La Alcarria, cerca de Torija, de Brihuega, en El Tejar de la Mata, la casa donde decidió refugiarse de mundo; ese mundo que recorrió y nos contó...
Como nos contó en este delicioso dietario sus días en aquella casa que soñó para morir en este invierno...
Y leo
"La taberna de Cañizar se ha despoblado. Te das cuenta de lo que eran aquí los largos inviernos. Las casas están mejor equipadas, chimeneas, calefacción, nada que ver con aquella pobreza y aquel abandono de siglos, buscando el calor de los establos y los animales, aquel frío que a falta de protección se calaba hasta los huesos. Empiezo a echar de menos la alegría del verano, con las mesas puestas en la plaza, el clima grato, el ánimo bien dispuesto para que corran el vino o la cerveza y se barajen los naipes. Es tiempo de melancolía, la dicha de estar triste..."
MANUEL LEGUINECHE. La felicidad de la tierra. Alfaguara. Madrid 1999
Como nos contó en este delicioso dietario sus días en aquella casa que soñó para morir en este invierno...
Y leo
"La taberna de Cañizar se ha despoblado. Te das cuenta de lo que eran aquí los largos inviernos. Las casas están mejor equipadas, chimeneas, calefacción, nada que ver con aquella pobreza y aquel abandono de siglos, buscando el calor de los establos y los animales, aquel frío que a falta de protección se calaba hasta los huesos. Empiezo a echar de menos la alegría del verano, con las mesas puestas en la plaza, el clima grato, el ánimo bien dispuesto para que corran el vino o la cerveza y se barajen los naipes. Es tiempo de melancolía, la dicha de estar triste..."
MANUEL LEGUINECHE. La felicidad de la tierra. Alfaguara. Madrid 1999
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