viernes, 3 de agosto de 2012

BARQUITOS DE PAPEL

Siempre veneré (por su espiritualidad) a la inteligencia; del mismo modo que siempre desdeñé los lugares comunes como síntoma de una evidente falta de aquella... Quizás porque es la inteligencia lo que nos ha hecho pasar de la barbarie a la civilización, de lo animal a lo espiritual: la historia de la humanidad es la historia de la dialéctica de la inteligencia frente a la barbarie y viceversa.
Mi generación, en ese desarrollo de la razón (como razonamiento, no como verdad absoluta) frente a la barbarie, logró muchas conquistas de la inteligencia frente al horror y creyó que pasaría a la historia de la humanidad como la primera generación que en la vieja Europa lograría vivir sin un conflicto bélico en el escenario europeo. Creyó, al fin, que la inteligencia había ganado la batalla frente a la barbarie...
Pero llegó el liberalismo y sus excesos y en estas estamos... Es verdad que no hemos vivido una guerra como nuestros antepasados, pero estamos viviendo la peor de las guerras: no hay derramamiento de sangre, pero sí hay derramamiento de esperanza y desolación infinita del alma... Eso que no es sino consecuencia de haberse impuesto, una vez más en la historia, la barbarie frente a la inteligencia... 

Sólo nos quedan ya los barquitos de papel...



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