viernes, 10 de agosto de 2012

¡QUÉ "LOUCURA"!



Alcanzo, al fin, el refugio más íntimo... Si el verano por el sur del Sur se me hace cada día más cuesta arriba por sus elevadas temperaturas, el deterioro del paisanaje en los últimos años está llegando a ser insufrible para los sentidos; sobre todo, para los de la vista y del oído...
Y de regreso a casa, como siempre, venía oyendo mis músicas, como este hermoso fado de mi Portugal querido, esas mis músicas que me soportan hasta el amanecer...
Y también, como no, reflexionando, pensando (esta cabecita que nunca descansa: ¡es insoportable!) en una de las grandes decepciones que me he llevado desde que se inició la crisis, claro que siempre estuvo oculta desde que tuve uso y abuso de razón; pero no supuso tanto desconsuelo por mor de cierta esperanza hasta que llegó esta terrible realidad de la crisis y renovó inmediatamente mi desconsuelo...

Y me explico:
Siempre he sostenido (y con los años se me ha agudizado en certezas esta verdad mía) que ser conservador (no hablo de lo que se entiende por política partidaria, ni del PP ni de otras siglas; hablo de ideologías), de derechas, liberal (en el sentido social y económico de la palabra, no en su defensa de la libertad con mayúsculas, eso sin lo cual nada del hombre tendría sentido) o como quiera matizarse esa actitud de mantener las cosas como son y renunciando a cambiarlas, es una actitud humana indecente y amoral, dadas las enormes desigualdades sociales, económicas y vitales que existen entre los miles de millones de seres humanos que habitamos la tierra. Y todo ello independientemente del papel que ocupemos en las relaciones de producción; no por ser dueño del capital se tiene que ser conservador y defensor del statu quo; y no por ser asalariado se tiene que ser progresista y tener la necesidad vital de luchar por un mundo distinto. Me exijo -y exijo a los demás: es una forma de expresión íntima; no soy nadie para exigir a los demás nada, como ser moral e inteligente que somos, y como ser humano- el ser moralmente digno y luchar permanentemente por el cambio social hacia la utopía de la igualdad de oportunidades entre todos los seres humanos, más allá de su posición y condición social y económica en el mundo, se sea empresario, directivo, asalariado, pequeño empresario o autónomo.

Si, para más inri, el ser humano que abandera una ideología conservadora, liberal, de derechas, etc, pertenece al colectivo de los que no son precisamente propietarios de mucho capital, sino trabajadores, bien por cuenta ajena (asalariados) o propia (pequeño negocio, autónomos, etc), más o menos acomodados, entonces, y con razón, me invade una profunda decepción vital muy cercana a la melancolía...

Al fin ya es fin de semana; podré descansar de madrugones; pero me temo que esta cabecita mía no parará de darme disgustos: me avergüenza saber de tanta gente en aquella inmoral e indecente actitud intelectual e inhumana; y más siendo tan jóvenes aún muchos de ellos...

¡Qué "loucura"!



                                        


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