martes, 20 de abril de 2010

DAME TUS OJOS...

¡Al fin rompió el sol de la mañana! ¡Al fin nació la vida!... Y la mañana no sólo fue generosa en luz: clavar la mirada en unos ojos rajados, hermosos y luminosos, como aquella luz del sol; unos ojos que mecen un cuerpo de mujer elegante como un ciervo, no sólo es un regalo de los dioses y que se agradece tras tanta grisura, sino que te invita a disfrutar de la necesidad de vivir e iniciar una otra "giornata particolare".
Y alejándome de aquellos ojos fui recordando aquel poema de Carlos Edmundo de Ory, que dice...

Dame

Dame algo más que silencio o dulzura
Algo que tengas y no sepas
No quiero regalos exquisitos
Dame una piedra

No te quedes quieto mirándome
como si quisieras decirme
que hay demasiadas cosas mudas
debajo de lo que se dice

Dame algo lento y delgado
como un cuchillo por la espalda
Y si no tienes nada que darme
¡dame todo lo que te falta!

Carlos Edmundo de Ory

Y solicité lo mismo que Ory: "dame algo lento y delgado"; como tus ojos, niña mañanera...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios