CRONICAS GALLEGAS (3). 27 DE JUNIO DE 2008
Emocionante viaje al Portugal más cercano; a la fortaleza de Valença, donde pasamos la mañana más hermosa del presente mes de junio. Y digo pasamos, porque me acompañó la siempre dispuesta niña gallega con nombre de diosa griega… Y si siempre que anduve por aquella bellísima fortaleza, que preside el río Minho (como se escribe en portugués), el rio frontera, el río más hermoso de Galicia, fue masiva de público y/o turistas, hoy, el último jueves del mes de junio de 2008, apenas nadie nos molestó en nuestro dichoso deambular por sus coquetas y solemnes callejuelas… Y, como siempre, acabamos en la Pousada, donde en su jardín tomamos cafés brasileños, divisando la catedral de Tui, la soberbia y restaurada catedral que preside el río Miño (como se escribe en gallego). Pero antes de entrar en la señalada Pousada, hubo visita obligada a la Iglesia románica que preside el acceso a aquella Pousada… La Iglesia está en restauración interna, y nos sobrecogió el espléndido policromado de púlpitos, altares y hornacinas, que bordean los laterales de la pequeña, pero encantadora, nave central…
Cuando hubo hechas las gestiones comerciales (tenía que cambiar un nórdico defectuoso que compré en diciembre pasado, y siempre cae algo ante la eterna picardía comercial de las ciudades monocultivo-turísticas), aterrizamos en un fresquito y acondicionado café-confitería-panadería, donde terminamos los ayunos con bocadillos vegetales y zumos de naranja…
De regreso al coche, y al buscar agua para los pulmones, me detuve contemplando cómo en los descansillos de la escalera de un edificio de viviendas había un local de café y comidas, de tan reducido espacio, que había colocado mesas en aquellos descansillos, donde atendían a los comensales… Y recordé lo que contaba Pessoa de las casas de comidas portuguesas que él tanto frecuentaba por la Baixa de Lisboa…