miércoles, 28 de febrero de 2007

SALVAJADAS CONSENTIDAS

Han destrozado mobiliario urbano del barrio de Nervión en Sevilla, y han suspendido el partido Betis-Sevilla de copa. Al parecer han tirado una botella que ha impactado en la cabeza de Juande Ramos (entrenador del Sevilla) y ha tenido que salir en camilla y con collarin: traumatismo cráneo-encefálico es el diagnóstico... ¡Hayque ser energúmeno!. Recuerdo que en Cádiz iba muchos domingos al fútbol; era un campo muy pequeñito y la gente se lo pasaba pipa aunque perdiera el Cádiz, y además disponía de palco. Y también en Sevilla , al principio de mis días allí, y con el comienzo de la temporda (llegué en el mes de septiembre) iba mucho a ver al Betis: mis amigos eran béticos, y casi todos los domingos que jugaba el betis en Sevilla íbamos a verlo. A Nervión, el campo del Sevilla, sólo iba a ver a la selección española: por entonces se jugaban muchos partidos de la selección allí, en el campo de Nervión de Sevilla. La verdad, tenía apenas 31-32-33 años y me divertía ir al fútbol como un hincha más. Claro que por entonces, la violencia en el fútbol apenas existía. Pero recuerdo que en un partido de España en Nervión, me empujaron los de atrás y por poco me caigo en la grada inferior: el campo del Sevilla tiene un aforo grande para lo pequeño que es en superficie. Lo resuleven con unas gradas muy empinadas que hacen que se maximice el volumen y, por tanto, la capacidad de asientos. Lo pasé tan mal que ya no volví más a ese campo. Seguía yendo a ver al Betis, sobre todo cuando jugaba contra el Cádiz: llegaban mis amigos de Cádiz, políticos y emresarios, y gente del carnaval (Cádiz es eso: políticos-pequeños empresarios-y carnavaleros). Y lo pasábamos divinamente. Con el tiempo me fue dando miedo ir al fútbol por los posibles incidentes y por lo que se tardaba en alcanzar tu localidad y lo que se tardaba luego en salir...; ¡qué lata! Afortunadamente, dejé de ir a los campos de fútbol de manera definitiva.
Hoy, en Sevilla, se han pasado; pero seguro que los políticos no tomarán medidas: detrás de un club de fútbol hay una masa social energúmena pero que vota y estamos en época electoral (¿y cuándo no?)...
Pero lo sucedido hoy en Sevilla no es fortuito: detrás de los clubes de fútbol, en sus direcciones, se esconden los personajes más representativos de la nueva clase social dirrigente de este país en lo económico: aquellos empresarios del ladrillo (o abogados de estos) que han hecho fortuna, al calor de favores políticos, previa recalificaciones de terrenos, y/o tráfico de influencias. Personajes que se ocultan en esos clubes para una posible defensa de sus chanchullos y fraudes fiscales, o bien para seguir haciendose rico con la compra-venta de jugadores, y de camino, blanquear capital de procedencia oscura. O ricos que invierten en clubes españoles al calor de lasmafias rusas. O personajes tan ordinarios como Lopera que no tiene otra idea más agradable y estética que, con motivo del centenario del Betis, poner un busto suyo en el palco de autoridades, cual capo de otros tiempos y geografía.
En fin, hoy han destrozado un barrio de Sevilla y un entrenador ha salido inconsciente con un grave traumatismo craneo-encefálico. Le echarán la culpa a los aficionados, cuando son los dirigentes los que llevan toda una vida crispando a sus aficiones, calentándolas, cual PPros en la política española. A los que hay que procesar, además de por fraudes fiscales y por falta de transparencia en su gestión, por horteras, es a los dirigentes de estos clubes por alentar a sus aficiones la crispación y el odio que puede producir un juego como es el fútbol.
Y le llaman deporte.
Vivir para ver...

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