viernes, 2 de febrero de 2007

A TIAGO

Caro Tiago:

Ayer, al regresar de Sevilla conozco lo del famoso apagón contra el calentamiento de la tierra. Y es que como descreo de tanto púlpito radiofónico en el coche sólo oigo música, mi música, la que he ido recopilando a lo largo de mi educación sentimental...Y al llegar a casa y conocer del apagón me ha venido a la cabeza la tesis de no se quién que defendía que lo del cambio climático, aún siendo preocupante, es utilizado y engrandecido -hasta meternos miedo y hacernos culpables (una vez más, a la parte más débil, a los consumidores, a las víctimas)- por el lobby de la industria nuclear: ya se oyen voces -incluso de la izquierda europea- a favor de retornar a la energia nuclear con la puesta en marcha de nuevas centrales nucleares, como solución de los países importadores de petróleo, con el pretexto del cambio climático, y no como solución para atajar la crisis energética que padecen. Y no me parece descabellada la idea de esta manipulación del lobby nuclear: sólo sé que somos seres manipulados constantemente por los poderosos. Y esta certeza y desconfianza para con el poder en todas sus formas las tengo desde muy temprano en mi vida

Como sabes, anoche, caro Tiago, casi me caigo de sueño: los viajes cansan, porque las almas se transforman en una especie de esponja dispuesta a absorber todo lo inesperado durante el viaje; lo cual que cansa: tanta tensión por la carretera y sus peligros; por los accesos a las ciudades y sus ordinarios atascos; por las posibles obras inesperadas (estamos en campaña electoral municipal y hay que acabar las obras ya!!!), con tan complicados accesos a las ciudades, por muy conocidos que te sean; por la mala educación de los conductores que te adelantan por la derecha en las autovías... En fin, que llegas machacado con tanta tensión, por corto y agradable que sea el viaje ¡Qué lata! Y te decía que la vida nos hace escépticos conforme la vivimos; a unos más que a otros, indudablemente: gente mayor que yo, o de mi edad,-y que vivió lo mismo o parecido a lo que yo viví-, son unos optimistas de pro que siguen teniendo fe en el ser humano y siguen teniendo capacidad de mitificación y asombro...Y te decía también, que desde la adolescencia, y por influencias del trío más fundamental de mi educación intelectual (mi hermano Modesto, Pepe Villalobos y José María Vellibre), a los que oía hablar en aquellos interminables paseos por la Alameda, del ateismo, de Kant, de San Agustín, de Marx, de Hegel, de Cernuda, de Borges, de Vicente Aleixandre, de Machado, de la guerra civil (nos la habían contado sesgada e interesadamente mal)... , desde la adolescencia te decía, descreo del ser humano. Yo asistía atónito a aquellos paseos, y sólo les agradecía que me dejaran participar de aquellos diálogos cuasi socráticos, filosóficos, sobre el bien y el mal, sobre la vida y la muerte, sobre la belleza, sobre el arte... Con Freud, con Marcuse, con Mahler, con Madame Buterflay, con F. Truffau, con Sartre, con el existencialismo, con el marxismo, con Benedetti... Y con salir de España... El primero en salir fue Pepe Villalobos, a Lyon, Francia. Y en cuanto pude me fui con él...Pero como decía Pedro Aparicio el otro día, estar de joven en París tiene un inconveniente: a partir de entonces todo va a peor...

¡Es prodigioso!, pero es cierto: aún hay gente con fe... ¡Ay!, ya apareció la maldita palabra: la fe, eso que nadie sabe explicar pero que mueve montañas; al menos montañas de escombros tras una de sus preferidas manifestaciones: las que hace en forma de terror; eso debe ser, la fe en sus distintas manifestaciones: o en Dios (en su nombre, hasta el Papam iba a la guerra) , o en Mahoma (en su nombre se sigue asesinando, torturando y poniendo bombas que hacen a las de ETA parecer que juegan a los soldaditos de plomo), o en el hombre (en su nombre se han cometido los más horrendos crímenes contra él mismo).

O sea, como vemos, la fe es terror, o se manifiesta con terror siniestro y poco humanizante: conclusión seudofilosófica cercana a la realidad.

Y desde entonces, querido Tiago, todo fue a peor...

Comentaba el otro día con tu tío-abuelo Rafael (un gran mitómano, para su suerte) y con su mujer, mi adorada e imprescindible cuñada Natuca, que hay dos cosas que no puedo admitir en un ser humano del siglo XXI: ser de derechas y creer en Dios.

Besos

21,00 horas.

Como te decía esta mañana, caro Tiago, la vida es un proyecto hacia la decepción y el escepticismo. Pero como la naturaleza es sabia (madre lo repetía hasta la saciedad), para sobrevivir nos cubre los ojos y no queremos ver la realidad tal cual es; antes al contrario, nos aferramos a la vida por si la cosa cambia, sabedores de que aún así es lo único que tenemos: el vivir. Lo demás, son circunstancias ajenas y fortuitas...

En suma, ser optimista en el mundo de hoy, o es una frivolidad intelectual, o es ceguera total y deseo de supervivencia. Una persona sensible, culta, informada, solidaria y receptiva, ante la realidad del mundo de hoy, sólo puede ser escéptica, inconformista, melancólica y tremendamente pesimista.Y los telediarios de todas las cadenas informan de que han detenido al asesino del alcalde de Fago (Huesca); al parecer, es el candidato del PSOE en las pasadas elecciones municipales su asesino. El alcalde era del PP. De no ser un episodio aislado, pareciera una metáfora de la crispación política española.

Por lo demás, desde que muy pronto descubrí que la condición humana no merece dedicarle más de un segundo, me refugio en el arte, en las bellas artes, en esos territorios inexplicables; en esos estancos a los que son elevados ciertos seres humanos; en esas zonas sublimes donde habitan los asuntos más nobles y más solidarios; en esos lugares del amor, de la belleza y del sosiego; en esos territorios del alma, de la espiritualidad que no todos llevamos dentro.

Lo demás, los días y sus asuntos... Banalidades que nos obligan a refugiarnos de nuevo en aquellas zonas del alma; por ejemplo, en el retablo de Barceló en la Catedral de Palma de Mallorca. Ya estoy deseando llegar hasta allí y elevarme a sus alturas, cual santo medieval hambriento y loco...

Besos

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