martes, 13 de noviembre de 2018

MARTES Y 13

En la primera mañana alcancé la ciudad de Marbella, más concretamente, Puerto Banús, donde El Corte Inglés al que acudí a comprar dos sillones...
Estuve buscando a un vendedor de la sección: sólo había uno y tenía cola...
Me acerqué a una chica que estaba al lado con productos parecidos, pero que no era empleada de El Corte Inglés, sino de una de las marcas a las que cede espacio en sus centros. Era bellísima y encantadora... Y me acompañó, tras explicarme que sólo puede atenderme para vender sus productos, en busca de un vendedor. Pasamos por una sección de colchones y almohadas: había tres señoras de charla; le comenté —¿y estas señoras me podrán atender?... No, —me dijo: son de otra sección... Y nos reímos... Le pregunté que de dónde era... De Canadá, —me dijo... Y hablamos un ‘ratillo’ en francés... Pero dimos con una vendedora y tuve que despedirme de ella, cosa que me contrarió en exceso: me hubiese quedado con ella un largo rato!!!
Tras cerrar la operación con una vendedora española, me pasé de nuevo por las estancias de aquella hermosa señorita canadiense... Estaba atendiendo a un cliente, pero con gestos le dije que gracias y le lancé un beso con la mano...
Ya en el regreso, feliz por el acontecimiento (estas pequeñas cosas me hacen sentir bien), entro en una de las farmacias de la urbanización... Y me atendió una farmacéutica muy joven que desconocía (me conozco a todo el personal de las tres farmacias que tengo en derredor). Y también era, es, bellísima. Y encantadora, con unos ojos y unas manos soberbios... Y no quise tampoco que terminara la compra...
Y es que uno es muy débil ante la belleza... Y se derrite cual vela de beato en iglesia de provincia...
Y ahora que me digan que los martes y 13 tienen su aquel, mientras tomo un Verdejo con aceitunas en la que llamo mi oficina de verano...


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios