domingo, 5 de junio de 2016

ESPAÑA Y LOS ESPAÑOLES

Ayer regresaba de un intenso viaje por el noroeste de España y el norte de Portugal…
He vivido una semana en el oeste de la Castilla profunda, La Vieja, en el norte barroco de Portugal, ese país que tanto amo y del que tanto que aprender, y en Galicia; han sido tres semanas inolvidables. Sobre todo porque he llegado a corroborar mis temores…
España no existe; son muchas las Españas; y más allá de los rencores entre aquellas, hay un profundo sello que nos hace tan inseguros como soberbios, esa mezcla tan explosiva que imposibilita la convivencia. Los españoles no debatimos, no contrastamos ideas; sólo discutimos, chillamos, vociferamos, maldecimos y despreciamos al otro. Eso sí, cuna de grandes artistas tomados de uno en uno… Dos es multitud. Los más, pillos. Y para fanfarrón, mi menda, Don Mendo…
Y esta realidad explica nuestra historia toda y, sobre todo, la más reciente: nunca seremos capaces de admitir que el otro es mejor que tú. Y así, apoyamos antes a un trilero sinvergüenza que a un hombre honesto, al que catalogamos inmediatamente de tonto; el listo siempre será el fullero, el que te vence con malas artes, pues todo vale en el juego de la vida según los españoles que marcan tendencias. Y si es un sinvergüenza como tú, entonces es brillante como tú; pero si es honesto, cosa que no eres tú, entonces es un jilipollas que se ha creído importante…
Los españoles solemos ser fanfarrones de medio pelo; eso sí, meapilas y devotos de vírgenes y romerías costosas llenas de alcohol y miserias varias… Sólo sabemos vanagloriarnos de nuestro propio lodazal de miserias y vanidades. Y si hace falta, pagando…
He estado dos semanas por las Españas más reaccionarias; las de Castilla La Vieja y Galicia; hermosas tierras, no cabe duda, y necesarias para entender nuestra historia y nuestras maneras. Siempre digo que basta con visitar Castilla y Galicia para entender por qué en España gana el PP, un partido que representa a la perfección una gran parte de aquella España social y económica con esas sus maneras cada vez más antiguas, reaccionarias y catetas…
Sí, España es hermosa, pero los españoles somos un espanto… Ya lo decía Machado: de diez, nueve cabezas embisten; sólo una piensa.
Y si piensa bien, la castigamos, añado… Basta ver lo que sucede estos días para corroborar lo que digo.
También estuve una semana por Portugal; por su norte más elegante; por donde balnearios antiguos, por ciudades renovadas y bien conservadas a pesar de su enorme crisis, y por donde poetas y escritores que persigo… Y una vez más he renovado mi devoción por una sociedad que tanto nos enseña a los que allí peregrinamos.
Sí, Portugal es ya para mí una peregrinación. Y siento envidia de su patriotismo, un patriotismo honesto y de verdad, no de banderías jugando al bueno, el feo y el malo; no, los portugueses son patriotas de verdad, orgullosos de su cultura y de su país; un país hermoso, cuidado y de culto que ya quisiera fuese el nuestro…
Como decía antes, en otro post: siento asco; sí, mucho asco de mi paisanaje.
Y bien que lo siento…
Lo dicho: las Españas son hermosas; no así su paisanaje: ¡tanto que aprender aún!!!
Sí, quizás haya que ir pensando en irse a vivir a Portugal...


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios