viernes, 15 de abril de 2016

LA SOCIALDEMOCRACIA, ÚNICA OPCIÓN MORALMENTE HUMANISTA PARA OCCIDENTE

La socialdemocracia, sostengo, es la única opción política verdaderamente democrática y moralmente humanista para Europa y para el mundo occidental.

Sostengo que la socialdemocracia está más vigente que nunca por ser la única opción política y social que aúna libertad y solidaridad. No sólo la historia la avala (los períodos más sólidos de bienestar social y económico los han sido cuando han gobernado en Europa partidos socialistas; el resto de las opciones de izquierda, el socialismo real, han sido un fracaso en todo el mundo).

También sostengo que no por pertenecer a un partido socialista se es socialdemócrata. Dentro del PSOE hay liberales, por ejemplo, que no son socialdemócratas, en esa permisividad consentida y buscada de viaje hacia el centro político con vistas a conquistar el poder político, objetivo de todo partido. Pero en una etapa de la historia en la que aquellas estructuras partidarias están obsoletas, toda vez que se han quedado como meras maquinarias de poder, sin debates internos y más allá de los intereses verdaderamente reales de la ciudadanía, habrá que redefinir el concepto de participación política; por ejemplo, aquello de "menos casas del pueblo" y "más causas del pueblo".

Por otro lado, el fracaso de los gobiernos socialistas del sur de Europa, como consecuencia de la crisis económica que nos asola, no debe significar el final de la socialdemocracia; de lo contrario, como única opción política real de la izquierda social, ésta quedaría huérfana de opción política. El que los gobiernos socialistas del sur de Europa han estado liderados por los liberales de aquellos partidos socialistas, que no por los socialdemócratas, amén del escaso poder que tiene la periferia europea dentro del entramado de poder de la actual Unión Europea y sus recetas sólo de disciplina presupuestaria, no significa que la socialdemocracia no tenga futuro: sigue siendo la única opción posible mientras se sostenga el derecho a la propiedad privada en el mundo.

Por tanto, es hora de que los verdaderos socialdemócratas tomen el poder político democráticamente y lleven la transparencia y el debate a las bases sociales de la izquierda social y a los desprovistos de ilusión y esperanza; pero nunca perdiendo de vista dónde se localiza el verdadero poder político de la UE: Alemania y Francia. Ojalá que pronto sean gobernados por socialdemócratas. Esa es nuestra esperanza y la de todas las clases populares del sur de Europa.
Y ya desde ese escenario alcanzar la necesaria unión política europea; es decir, una Europa Federal que nos haga afrontar el futuro con mayores garantías de solidaridad y donde reinen de nuevo los consensos básicos que en el pasado construyeron la Europa del Bienestar y acabar, entre otras cosas, con el bochornoso espectáculo de los refugiados buscando la caridad de la ciudadanía europea, con gobiernos temerosos de perder apoyos populares, aquellos que se refugian en partidos fascistas y xenófobos temiendo que aquellos refugiados sean ciudadanos europeos que les quiten sus puestos de trabajo o disminuyan sus rentas y su seguridad jurídica.

Conclusión: cuando se oyen voces interesadas en lo de siempre y en lo fracasado, reclamemos con más fuerza que nunca la vigencia del socialismo democrático como la única opción posible y real para acabar con la crisis económica y para prevenir los ciclos recesivos del futuro; para ello debemos convocar a toda la ciudadanía progresista europea, y a todas sus organizaciones sociales y políticas con el fin de conquistar la utopía de una Europa Federal liderada por políticas socialdemócratas, solidarias y progresistas , teniendo por objetivo la felicidad y el bienestar de su ciudadanía. Y el resto del mundo volverá a ver en Europa el espacio político donde verdaderamente se defienden los derechos humanos y el espacio público a imitar.

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