Estamos asistiendo a los últimos compases de una partitura que muchos conocíamos de antemano: el salvapatrias que dirige lo llamado como Podemos nunca podrá aspirar a nada más que a regocijarse en la podredumbre de sus mentiras y de su impostura. Del mismo modo que los ausentes del Gobierno de España, no sólo no la gobiernan sino que la llevan a su muerte lenta, cruel, despiadada...
Es la España de siempre: la fanfarrona, la osada, la discursiva de salón, la mentirosa, la que se pavonea ante la incultura masiva, la ventajista y maniobrera, la cateta, la ordinaria y vulgar; y la cruel y envidiosa España que sólo sabe hacer daño, hacer sangre y matar hasta el olvido... Esa España que conocen a la perfección sus dirigentes, aquellos que la manejan a sus antojos y con sus maneras despectivas...
Y cuando no puede con el vecino lo hace con los animales que más a mano tiene la turba, la masa; la cruel y espantosa pandilla de bestias e inhumanos que tanto chulean escondidos en el anonimato y las miserias de su 'mala leche'...
La sempiterna España que tanto odio crea y que tanto desdén me produce siempre...
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