domingo, 6 de septiembre de 2015

LA GAVIOTA EN EL ÁTICO...

Cuando hace unos minutos llegaba de Torremolinos, de Playamar, aquel lugar de los primeros años 60 del pasado siglo, cuando padre nos llevaba a aquella playa tan glamourosa por entonces y cuando empezaban a construirse las torres de hoy.

Cuando al fin subí al ático de una de ellas y sentí un profundo abismo de tiempo, de historia, de memoria y de orfandad...

Allí me esperaba La gaviota de Chéjov, en una idea de la dueña del ático, mi querida Cristina Fernández, bajo la dirección de mi admirado Alberto González y con actores ad hoc, amigo alguno, como Antonio Caparrós. Y para mi sorpresa y agrado, en la puerta del ático, y al modo señalización, me encontré con una copia del dibujo que hice estando en Galicia para la ocasión y como forma de reconocer mi admiración y reconocimiento hacia todos y cada uno de ellos. Y claro, encontrarme con el dibujo fue todo un asombro, toda vez llevaba el original enmarcado para regalárselo a la anfitriona y madre de la idea...

Lo demás fue ya la magia de un grupo de seres humanos que nos regalaron algo muy elevado, inseguro -para mí- como el aire, pero lleno de pasión y de hermosura...

Ha sido una noche única, irrepetible: el teatro es el instante sin pasado. Y no permanece en el presente y no tiene futuro, por tanto: cada representación es una muerte...

Como la vida misma cuando hay afecto y ternura...

Muchas gracias,Cristina; ojalá más veces cerca de ti...



.........................

Cuando la noche llegó sobre torres que protegían la tierra del mar...
Cuando sentí todo el instante de un desconsuelo en forma de orfandad antigua como una ausencia...
Cuando sobrevoló La Gaviota y el cielo negro fue la hermosura...


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios