miércoles, 9 de septiembre de 2015

ES SEPTIEMBRE...

Es septiembre; día 8, para más señas...
Estoy en el mar, el eterno, el de siempre, el que conozco desde la primera edad de la memoria.

Tomo un gin-tonic entre gente que no conozco de nada. Comen, beben.
Están de vacaciones en el sur de España.

Miro la luz del día que acaba blanqueando los celestes de cielo y mar. Pronto todo será un manto de grises rosáceos y violetas. Al cabo, todo se repite y todo acaba...

Oigo música griega y me creo navegando en el Nostrum... No voy a Itaca; no hay destino; no hay viaje.
De pronto el rosáceo de los cielos se convierte en rojo de sangre, como una metáfora de un mundo a la deriva y sin sentido...

Soy un privilegiado, me convenzo: en unos minutos estaré en casa, cenaré algo mientras veo el partido de fútbol de la selección española y leeré algunos poemas de amigos poetas o de mis muertos eternos si el partido es aburrido... Y mientras me irán surgiendo ideas para pintar. También llamaré a algunos amigos; quizás familia a la que felicitar; entre otras cosas por seguir en la vida.
O quizás me entre sueño, de pronto, y decida irme a cama: mañana será de nuevo el mundo...

Sí, la tarde se va mientras oigo a Theodorakis...


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