sábado, 19 de septiembre de 2015

DÍAS DE SEPTIEMBRE

Cuando llegaban los días de septiembre regresaban los miedos y temores de todos los años... Regresar al colegio, a Málaga, a los curas agustinos...
Mis hermanos y yo apenas tuvimos padre, por circunstancias que no vienen al caso; pero cuando pudimos (pude) tenerlo poco fue el tiempo que tuvimos (tuve) para disfrutarlo y conocerlo bien, a fondo; al menos ese fondo esencial para entender su vida y sus cosas...
Aquella circunstancia me agudizaba los miedos...


Este verano, en Galicia, leí un soberbio libro de Fernando Marías (La isla del padre), y esta tarde he recuperado este casi final de otro soberbio libro, de Luis Landero, del pasado año... Y son libros con los que siento una cierta complicidad...
Y leo:

"(...) Ayer, 16 de enero de 2014, mi madre me dijo: Tu padre podía vivir perfectamente todavía.
Mi madre vive en el piso de siempre, el que compró mi padre cuando vinimos a Madrid. Pero ahora vive sola, y a mí se me hacen raros esta soledad y este silencio en un lugar que estuvo siempre tan lleno de gente y de bullicio. A mi madre, sin embargo, le agrada tanto la soledad de ahora como el trajín de ayer (...)

(...) Yo no sé de dónde ha sacado esta gente, esta generación infortunada, su temple y su entereza. Una generación, casi dos, que sufrieron la guerra y la posguerra, que vieron truncados sus proyectos de vida en plena juventud, que trabajaron como mulas y lo sacrificaron todo para que sus hijos corrieran mejor suerte que ellos y cuya obra, no sé si humilde o grande, es esa, el bienestar de los suyos: esa fue la causa por la que lucharon, y esa su recompensa. Fueron vidas oscuras, anónimas, de las que casi nadie quiere acordarse, aunque fuese al menos para agradecerles los servicios prestados (...)

(...) Era tres años mayor que yo, y todavía podía vivir, ¿por qué no? Estaría orgulloso de vosotros (...)

(...) A menudo pienso en las muchas biografías que he leído sobre personajes más o menos ilustres. Biografías a veces noveladas, y no por eso menos verídicas, y a veces rigurosas y monumentales, donde se logra reconstruir con gran minucia hasta los años más recónditos de una vida, y se rescata así lo que parecía condenado sin remedio al olvido (...)

(...) Y entonces nos preguntamos por qué no indagamos más en sus vidas cuando aún era tiempo de hacerlo, y no solo por nosotros, sino también por las generaciones venideras. Ah, lo que yo daría por tener una buena biografía de mi padre (...)"

Luis LANDERO (El balcón en invierno. TusQuets Editores. Barna. 2014)

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Sí, lo que yo daría por tener una buena biografía de mi padre...
Foto: Mis padres


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