UNA PROPUESTA PARA EL DEBATE

Como quiera que siempre he intentado ser coherente y responsable, tras una reflexión sobre la coyuntura política española y europea, expondré lo que debería hacer el PSOE y no hace para consolidarse como lo que siempre fue y debió seguir siendo: UNA ALTERNATIVA CREÍBLE Y MAYORITARIA por el bien de todos…

Sigo manteniendo, como saben los que me conocen, que la socialdemocracia está vigente; y más que nunca en el mundo de hoy globaliizado, condición que el socialismo democrático siempre consideró necesaria, aunque no suficiente. Y no es suficiente porque el fin último de la socialdemocracia es la igualdad de oportunidades, igualdad de oportunidades que sólo LA POLÍTICA (con mayúsculas) puede intentar garantizar: todo sistema productivo, por sí sólo, crea desigualdades. Y si en el mundo de hoy se han globalizado el comercio y las finanzas, la ausencia de globalizacón de LA POLÍTICA es la causa del fracaso de aquella condición suficiente: sólo una gobernanza -al menos continental- del mundo será la solución para conseguir aquella igualdad de oportunidades.

Mientras tanto, y centrándonos en la vieja Europa, siguen con mucho apoyo social aún los populismos de todo tipo, más allá de errores (espero que reconvertibles) como el de Cameron y el Brexit, o el de un presunto delincuente político fugado de la Justicia como es el caso del exPresident de Cataluña; un asunto, el catalán, que considero es la clave fundamental, frente a lo que muchos piensan, de la política en España y en Europa (detrás de la secesión de Cataluña se abriría la veda), así como el papel de la vieja Europa en la distribución territorial de la riqueza mundial; es decir, su modelo productivo.

Me sorprende, así, que el señor Sánchez le quite importancia al asunto catalán reclamando, como más propio del socialismo español, mayor presencia del discurso social, cuando los asuntos sociales necesitan de consensos amplios, consensos que serán difíciles de conseguir debido a la fragmentación política actual y que no serán eficientes sin solucionar previamente el asunto territorial de España: sin el consenso territorial no puede haber otros consensos, como los urgentes de políticas sociales; como tampoco sin atajar el asunto de nuestro ineficiente modelo productivo, claves fundamentales, repito, de la actual coyunturas española y europea, se podrán enfocar los asuntos urgentes de las agendas políticas española y europea.

Por consiguiente, creo el PSOE debe cambiar su discurso si quiere volver a ser una alternativa creíble con vocación de representación mayoritaria de la sociedad española.

Propongo, pues, un cambio de rumbo del discurso socialista para los próximos meses/años en la vida política española y europea.

1. El PSOE debe hacer hincapié en un cambio de modelo productivo de la economía española que espante los fantasmas que amenazan la cohesión social y política de la Iberia y de Europa; para ello debería hablar más de subir salarios ligados a la productividad empresarial, más que sectorial; hablar de ir creando un tejido productivo industrial inexistente; proponer reformas en el sector turístico posicionándolo en calidad más que en cantidad, y, por tanto, en precios; incentivar la creación de empleo; favorecer la competencia real (no ficticia con acuerdos de las ofertas) entre sectores fundamentales y estratégicos, como las telecomunicaciones y los energéticos, entre otras propuestas a medio y largo plazo.

2. Una política de viviendas inexistente en la actualidad y que ponga en el mercado el exceso de oferta para abaratar precios de alquiler.

3. Una política fiscal más justa y redistributiva en el ingreso fiscal.

4. Respecto a las políticas sociales y a la necesaria reforma de aspectos constitucionales, repito, la propuesta debe ser buscar los amplios consensos necesarios para llevarlas a cabo, ya que la fragmentación política actual impide el frentismo y la imposición. Por tanto, hace falta un ACUERDO DE ESTADO para reformar los siguientes aspectos:

a) La Seguridad Social: prensiones, prestaciones sociales, etc. Por tanto, menos hablar de inventos demagógicos como un impuesto a la banca (¿alguien piensa que no acabaríamos pagando ese impuesto vía costes de los préstamos al consumo o hipotecarios, y en comisiones bancarias?), y más reclamar propuestas sensatas dentro del PACTO DE TOLEDO en el Congreso de los Diputados.

b) Sanidad: no es de recibo, por ejemplo, que la tarjeta sanitaria andaluza no sirva en Galicia, o que una comunidad ofrezca prestaciones sanitarias que otras no ofrecen, por ejemplo.

c) Una ley de Educación que acabe con el fracaso colectivo de tantas décadas ya, con leyes cada legislatura que anula la anterior y el fracaso escolar como fondo.

d) Proponer la Administración Única: en cada territorio una sola administración; en Cataluña o Andalucía, la Generalitat o la Junta de Andalucía, serán el Estado en aquellos territorios. Y los ayuntamientos, del mismo modo, serán el Estado en sus territorios. Respecto a las Diputaciones Provinciales, volver a ser lo que siempre debieron ser: la comarcalización de servicios en territorios de menos de 20.000 habitantes. Y en paralelo pactar, consensuar, un nuevo modelo de financiación de todas aquellas administraciones.
Y el Senado, la cámara territorial al fin...

e) Acabar con el aforamiento, salvo de los diputados en sus actos políticos.

f) Una nueva ley electoral que reequilibre la realidad social y política española conforme a su realidad.

g) Reforzar la vocación europeísta y la disposición de España a una Europa ECONÓMICA Y POLÍTICA, no meramente comercial y monetaria.

En suma, creo honestamente que el PSOE debería cambiar el discurso (política de comunicación con una estrategia hacia los consensos), diseñar un mejor futuro (hablar más de modelo productivo a medio plazo) y buscar los consensos fundamentales para los cambios institucionales y legales que la ciudadanía exige y dejarse de disensos con planteamientos demagógicos y poco creíbles a estas alturas de la historia: el PSOE olvida muchas veces que gobernó la mayor parte de los años 80, los primero 90 y la mayor parte de los años de este nuevo milenio; ese olvido le hace caer en contradicciones y en discursos poco creíbles: no se puede reclamar a otros lo que tú no hiciste y no se puede culpar a los otros de lo que tú también hiciste...