martes, 14 de abril de 2020

LA IZQUIERDA, EL CAPITALISMO, LA LUCHA DE CLASES...

Hace años no recuerdo quién dijo aquello de que La Política, con mayúsculas, es aburrida, en el sentido de que cuando el Estado es administrado por gente capacitada de liderazgo y credibilidad, aquel Estado es bien administrado y la gente no le presta mayor atención a la política que la que requiere como ciudadano responsable portador de derechos, pero, sobre todo, de deberes, como decía Saramago. En cambio, en España, por ejemplo, llevamos años discutiendo de política a diario por la falta de aquellos liderazgos que hagan funcionar los aparatos del Estado y hagan la vida más llevaderamente feliz a los ciudadanos que representan. Y uno de los deberes aquellos de Saramago para todo ciudadano es ser solidario si quiere formar parte de una sociedad moderna que lo proteja en aquellos derechos de los que es también portador. Y la mayor (y única: lo otro es limosna conservadora y reaccionaria) solidaridad en el mundo de hoy es la solidaridad fiscal, aquella que vía impuestos y tasas permite a los Estados garantizar universalmente a todos los ciudadanos aquellos derechos de los que son portadores en democracia…
Hubo un tiempo (y el otro día un querido amigo lo reflejaba también como algo inexplicable, o de difícil explicación, mejor) en que no entendíamos cómo España siendo una sociedad sociológicamente progresista en cuanto a la distribución del PIB, la renta per capita, un país de clases medias mayoritariamente y con muy pocos ricos ricos de verdad, llegaban a ganar partidos tan poco progresistas y reaccionarios como aquel PP de Aznar o, después, el de Rajoy y otras comunidades autónomas, o cómo en Madrid, ciudad y comunidad, gobiernaban las derechas…
La izquierda política tampoco encuentra respuesta, o no la quiere encontrar, porque la respuesta, desde mi punto de vista (es curioso esto de tener que estar constantemente diciendo eso de ‘desde mi punto de vista’ cuando soy yo el que estoy escribiendo esto, pero bueno) es muy simple y demuestra que aquella izquierda política no conoce bien a la ciudadanía y tiene, por tanto, mucha labor educativa por delante en el sentido de que vaya adquiriendo hábitos que no tiene aún la izquierda social o las amplias capas de clases medias que son al final las que de verdad mantienen el Estado y sus servicios básicos, lo que se ha venido en llamar EL ESTADO DEL BIENESTAR.
Honestamente creo que el problema del primer mundo es que ha dado por muerto mil veces al capitalismo cuando está más fuerte que nunca. La historia ha demostrado que la economía de mercado no tiene alternativa; eso sí, crea muchas desigualdades y es ahí donde el Estado aparece vía solidaridad fiscal de la ciudadanía que lo sustenta. Qué ocurre?, pues que aquella ciudadanía ha dejado de tener aquel sentimiento de solidaridad mientras los dirigentes de la izquierda política siguen con el discurso de las clases sociales en modo frentista en un sistema capitalista donde el capital se ha popularizado, donde los ricos son tan pocos que con un 1,5% de las acciones de la empresa se puede ser Presidente de un banco o una Compañía eléctrica, etc; es decir, el capitalismo se ha popularizado; los pequeños ahorros de aquellas clases medias son usados por fondos de inversión que se son los nuevos capitalistas sin nombre ni apellidos gestionados, eso si, por ejecutivos bien pagados, pero trabajadores al fin y al cabo… Y enfrente, sus clientes o proveedores, no son grandes empresas (también hay pocas grandes empresas en España y muchas de ellas subvencionadas), sino pequeñas y medianas empresas, o falsos autónomos (trabajadores por cuenta propia) que en los años de la especulación inmobiliaria supieron escapar de la burbuja y sin siquiera -a veces- saber hablar tienen un patrimonio que los cree empresarios de verdad y muy ricos, y han caído en aquel estrato que los franceses llaman la reaccionaria ‘petit bourgeois’ y que fanfarronea de lo que gana, de lo que defrauda a Hacienda, y acaba con coches de alta gama, y segundas y terceras viviendas, y reclamando la figura de Franco en cuanto vienen mal dadas…
Y es que en las clases trabajadoras lo que sobra es mucha fanfarronería y doble moral, y falta conciencia de clase, si es por ahí, por el análisis de clases por el que parece que sigue la izquierda política, erróneamente desde mi punto de vista en tanto desconoce la psicología de la ciudadanía que administra…
España es un país muy desigual, sí, pero donde hay una amplísima capa, muy mayoritaria, de clases medias que no tienen la conciencia de clase trabajadora y que sólo aspira a hacerse rico con ‘un pelotazo’ que llaman; y sin aquella conciencia de clase necesaria no se respalda el análisis que sigue haciendo la izquierda política sobre la ciudadanía a la que aspira representar. Mientras siga sin acertar con el análisis, se seguirá preguntado asuntos sin respuesta socialmente demostrables.
El mundo ha cambiado (y después de esta pandemia aún más lo hará) y la izquierda como muchas naciones, siguen en el pasado social y/o nacional.
P.D. Y aprendamos todos de Portugal, mi otro país, mi país... Y ojalá una Federación Ibérica en un Confederación Europea...


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