miércoles, 8 de abril de 2020

CARTAS A TI, que nunca te nombro (5)

Querida,
Hoy se me hizo muy largo el día, a pesar de que estaba nublado y ni siquiera pude tomar un poco de sol, el que entra en las últimas horas de la mañana y primeras de la tarde, y que me reconforta en esta prisión del desconocimiento científico y la maldad de los de siempre... Ya sabes (me conoces mejor que yo) que soy fuerte para la soledad cuando es deseada y buscada; jamás para la impuesta; quizás por mi exceso de celo hacia lo que considero mi libertad, mi hacer cuando y donde quiero...
Pero esta maldita pandemia (no es nueva, lo sé: la historia nos lo demuestra) ha venido en su peor momento; cuando mi ilusión de regresar a la ciudad de mi infancia y juventud; cuando la certeza de que mis últimos años de vida los serían en paz y en libertad dada mi autonomía financiero-económica a futuro; pero no; ha tenido que estropearlo todo una maldita inocencia del hombre en la tierra; o no quiero pensar en una impresentable maldad para acabar con el poder de otros... Un mundo que estaba agotado en sus desigualdades, en sus miserias inasumibles moralmente, en sus despilfarros sin sentido en mínimos lugares, y en la gran miseria en el enorme resto del mundo...
Mi formación humanista, como la profesional y mi educación sentimental, me llevó siempre hacia una cierta solidaridad, propagada en mi casa, por madre, por mi familia, y por la dignidad de seres humanos que vivieron experiencias espantosas antes que nos.
Y de qué han servido: todo se desmorona, pareciera; todo se hunde, se nos señala...
Y es entonces cuando más me acuerdo de ti; de aquellos años tan hermosos que vivimos sin esperar esto, sin sentirnos culpables de nada, sin saber que llegaría un día del año 2020 después de aquel Cristo de los cristianos para decirnos que no somos nada más que aprendices de científicos, que por mucho que hayamos desarrollado conocimientos aún estamos a años luz de la verdad de todo esto que llamamos mundo o universo...
Un universo donde cada vez nos queda menos tiempo para disfrutarlo con cierta dignidad humana sin que nos lo impidan cuerpos y almas; y, sobre todo, tiempo para recordar que hubo otro tiempo donde fuimos muy felices creyéndonos que la vida era tan generosa que nos quiso juntos, nos enseñó a amarnos juntos y nos dijo también que todo tenía un fin que jamás creímos llegaría pero que intuíamos...
Tuyo siempre,
P.D.Perla Batalla formó muchos años parte del coro de Leonard Cohen y Javier Colis, un extraordinario músico, (ambos amigos de facebook), un Colis al que llamo el Tom Waits español, nos deja esta maravillosa versión de una de las canciones más hermosas de Cohen, uno de mis referentes y esquinas de mi mundo; aún me emociona el discurso que dio en el Teatro Campoamor de Oviedo cuando fue Premio Príncipe de Asturias...



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