lunes, 19 de febrero de 2018

COONFESIONES DE UN EREMITA HETERODOXO Y ATEO (XIII)

19 DE FEBRERO DE 2018
Bajo a la oficina del mar de enfrente; estoy esperando a Samuel, el eremita sin ermita, para tomar el aperitivo.
Aparece. Nos damos un abrazo, y me comenta que ya está mejor: ha comprendido al fin que no tenemos ya tiempo ni espíritu de cambiar el mundo; que sean otros los que lo hagan, -me dice con ciertas dosis de cinismo y tragedia...
-Sólo nos queda disfrutar de los días que nos quedan, le digo; y, de vez en cuando, echar un recuerdo; cuando la vista atrás nos sea necesaria y grata ante nuevas contrariedades; o para cuando creamos estar derrotados y necesitemos recordar que hubo días que fueron extraordinariamente hermosos, que los supimos disfrutar y, si acaso, que aún nos queda el aliento de querer seguir amando la vida...
Nos traen aguas minerales y cervezas mientras se sienta, al lado, una pareja con un niño de no más de 3 años. La madre, entre 33-35 años, no más; el padre ya no cumple los 70...
-Ya son ganas de dejarlo huérfano pronto, me dice Samuel...
Asiento y le digo que hay muchos niños huérfanos, aunque tengan padres...
Y así pasó la primera tarde, con una luz blanquecinamente grisácea pero hermosa...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios