sábado, 28 de enero de 2017

MADRES, CINE Y MAR...

Una amiga a la que quiero mucho y como se debe querer, de manera inevitable, me dice que ha sido madre...
Por su edad estaba preocupada, tanto durante el embarazo como después...
Hoy he sabido que es madre, que al fin todo fue bien. Y que está encantada y descubriendo una parte de su personalidad que desconocía... Debe ser eso de la maternidad, eso que los hombres no sabemos qué es; como tampoco yo sé cuál es el sentimiento de la paternidad; aunque me tema que algo sé, porque mis sobrinos son como mis hijos para mi...
Ella, mi amiga, está feliz. Y yo, de saberla tan feliz, también lo soy ya...
Besos grandes, querida...


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Después de la lluvia y la muerte, la vida...
Y el mar...
Como una fugitiva ciudad (Manuel Rico: Hiperión) que me acompañó en el paseo vespertino por el mar de enfrente...
- Señor, el crepúsculo...
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Yo debo ser muy raro...
Siempre fui consciente de que lo era; pero debo ser más raro de lo que siempre creí...
Nunca me ha gustado -ni he sentido empatía alguna hacia el mismo- el cine mal llamado de 'ciencia ficción': no es ciencia, y de ficción tiene lo que tiene de ciencia.
Como tampoco me gustó nunca el cine de violencia por la violencia; y los efectos especiales que las elevan a categorías que no alcanzan, son más bien efectos para deficientes mentales...

Sí, yo debo ser muy raro porque lo que no me gusta es lo que triunfa y consume la mayoría...




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