LA SOCIALDEMOCRACIA Y LAS CRISIS ECONÓMICAS

Se mantiene como un tópico -vergonzante ya- que la izquierda, la socialdemocracia (la única izquierda democrática) no sabe gestionar las crisis; que las derechas son más eficaces en la gestión de las crisis...

Niego la mayor: No es esa la razón por la que la ciudadanía deja de apoyar a la izquierda cuando estando en el poder aparecen las crisis económicas, como la historia siempre nos demuestra, acusándola hasta de traidora...

La ciudadanía deja de apoyar a la izquierda en los ciclos de crisis económica porque el objetivo de la izquierda, de la socialdemocracia, es garantizar la igualdad de oportunidades en un mundo muy desigual debido a que existe una excesiva protección del derecho a la propiedad privada en todo el planeta, una excesiva protección hasta en países donde la miseria es colectiva; y para garantizar aquel derecho de igualdad de oportunidades la socialdemocracia necesita redistribuir la riqueza; por tanto, necesita que haya riqueza que repartir, y cuando aquella riqueza no existe en el ciclo bajo de las crisis económicas, aparece una mayor desigualdad dada la excesiva protección mundial del derecho a la propiedad privada, siendo entonces cuando la ciudadanía culpabiliza a aquella socialdemocracia de incrementar la desigualdad, rechazándola y acogiéndose, para entonces, a los que cree que mejor administran la miseria en su desesperación y en el abismo de los miedos: las derechas o los populistas del izquierdismo que se ahogan en discursos banales sin políticas ni soluciones...

Y así aparecen, ligados a las crisis, los viejos fantasmas de siempre. Y aunque ya sabemos que para administrar la miseria siempre están al acecho el fascismo y el comunismo, las dos formas del populismo que han fracasado en la historia y que sólo han traído más miseria, más guerras y más desigualdad, el miedo de las clases medias hace que renazcan con fuerza como alternativa en tiempos oscuros...

Reitero: la izquierda, la socialdemocracia, la única izquierda democrática, sólo tiene un fin, cual redistribuir la riqueza como necesidad para su gran objetivo que no es otro que garantizar la igualdad de oportunidades y la protección social de los más débiles.

Por tanto, la socialdemocracia sólo tendrá los apoyos necesarios de la ciudadanía cuando haya riqueza que redistribuir, a través de una política fiscal progresiva, suficiente y eficiente, que garantice aquella igualdad de oportunidades, sosteniendo financieramente las cuatro patas del estado del bienestar: educación, sanidad, pensiones y servicios sociales universales para todos los ciudadanos.