miércoles, 21 de diciembre de 2016

MALDICIÓN Y DERROTA

Las afueras con sol me reclaman... Ya sólo este sol me soporta y yo aguanto: suave, como una caricia, y con gestos nobles de ternura...
Su color blanquecino y lejano no amarillea ni quema la tierra...
El mar es azul limpio y calmo, como su cielo celeste que se confunde en su infinito destino...
Mientras tanto, en la tierra toda sigue la maldición de muchos con espantosos destinos...
Y esta es una realidad que se me impone y me derrota aun en estos instantes de eterna hermosura...


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