Si hay algo que he despreciado siempre con todas mis fuerzas y a lo largo de mi larga vida ya es el desprecio hacia la inteligencia que conlleva todo oportunismo, sea cual sea aquel y su origen o finalidad.
En cambio, siempre admiré y busqué, hasta la admiración más sublime y elevada, la bondad; y por encima de cualquier otra virtud humana...
Nada me ha conmovido más en mi vida que encontrarme con personas buenas; una conmoción que a veces me hizo soltar alguna lágrima...
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