sábado, 24 de diciembre de 2016

DÍA DE NOCHEBUENA

Nos levantábamos tarde; la cocina era imposible de entrar: mujeres cocinando, preparativos y gente por todos los rincones...
La chimenea del comedor era fácil de encender: aún los rescoldos de la noche anterior...
Y allí las horas, mientras pasaba el tiempo aquel de los silencios y las derrotas...
Y siempre, siempre, este Andante de Mozart que tanto amaba el hermano Modesto; tan ido, tan cruelmente joven y dolorido de vida...
Inagotable su belleza; como inagotables aquellos recuerdos de aquellos tiempos; los de otros tiempos, eternos siempre en todo mi tiempo...


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