España sigue sin ser seria como sociedad articulada y cohesionada en un proyecto colectivo.
No dimos respuesta al 11-M, sobre el que el poder político de entonces se inventó la mentira de la autoria de ETA con fines mezquinos ante tamaña tragedia; para colmo, el buenismo posterior de muchos nos dejó sin lugar en el mundo...
Un 11-M que fue la respuesta a aquella chulería de un señor que no ha perdido perdón aún como alguno ha hecho ya con aquello de la mentira de Irak. Eso sí: Para mentir seguimos siendo los mejores. Y para huir ante el peligro también. Que me salven otros. Yo no. Y se buscan razones donde sólo hay miserias humanas y cálculos de seguir en el poder, lo único que les importa a muchos.
Pero para reclamar poder -y sitio- hay que dar la talla en momentos claves y delicados.
Hoy la historia se repite y ahora no intervenimos dejando a Francia sola, pues ya han aprendido la lección de la derrota tras aquella infame mentira y también hay pronto elecciones.
Lo dicho: entre cobardes oportunistas del poder y buenistas que siempre solicitan que nos salven los otros, este país llamado España sigue sin ser una sociedad seria, articulada socialmente y sin proyecto de Estado democrático sólido y coherente.
Para colmo, los responsables escondidos...
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Si ya la crisis económica actual nos lo dijo, hoy, el terrorismo islámico nos lo corrobora: los estados nación del pasado ya no son las instituciones que dan respuesta a los problemas de los ciudadanos ni ya sostienen el contrato social.
Le economía, el comercio y el terrorismo se han globalizado mientras la política sigue siendo presa de los nacionalismos y los egoísmos locales.
Urge, por tanto, construir instituciones eficaces como contrapoderes para luchar con eficacia contra los excesos de aquellas globalizaciones de la economía, el comercio y el terror.
No dimos respuesta al 11-M, sobre el que el poder político de entonces se inventó la mentira de la autoria de ETA con fines mezquinos ante tamaña tragedia; para colmo, el buenismo posterior de muchos nos dejó sin lugar en el mundo...
Un 11-M que fue la respuesta a aquella chulería de un señor que no ha perdido perdón aún como alguno ha hecho ya con aquello de la mentira de Irak. Eso sí: Para mentir seguimos siendo los mejores. Y para huir ante el peligro también. Que me salven otros. Yo no. Y se buscan razones donde sólo hay miserias humanas y cálculos de seguir en el poder, lo único que les importa a muchos.
Pero para reclamar poder -y sitio- hay que dar la talla en momentos claves y delicados.
Hoy la historia se repite y ahora no intervenimos dejando a Francia sola, pues ya han aprendido la lección de la derrota tras aquella infame mentira y también hay pronto elecciones.
Lo dicho: entre cobardes oportunistas del poder y buenistas que siempre solicitan que nos salven los otros, este país llamado España sigue sin ser una sociedad seria, articulada socialmente y sin proyecto de Estado democrático sólido y coherente.
Para colmo, los responsables escondidos...
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Si ya la crisis económica actual nos lo dijo, hoy, el terrorismo islámico nos lo corrobora: los estados nación del pasado ya no son las instituciones que dan respuesta a los problemas de los ciudadanos ni ya sostienen el contrato social.
Le economía, el comercio y el terrorismo se han globalizado mientras la política sigue siendo presa de los nacionalismos y los egoísmos locales.
Urge, por tanto, construir instituciones eficaces como contrapoderes para luchar con eficacia contra los excesos de aquellas globalizaciones de la economía, el comercio y el terror.
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