lunes, 16 de febrero de 2015

UNA DECLARACIÓN

Fui militante socialista y hace muchos años que no lo soy, aunque siempre voté y votaré socialismo. Lo fui en los años difíciles, los años necesarios, aquellos que muchos ignorantes ahora quieren despreciar como años de componendas. Luego, con los años y el poder, me decepcioné y no entendí muchas cosas que pasaban y dejé de militar porque creí que ya la democracia estaba consolidada y los partidos políticos maduros, aunque siempre seré socialdemócrata, porque creo honestamente que al igual que la democracia es la mejor forma de llevarnos bien, la socialdemocracia es la más completa opción política para pueblos desarrollados como el europeo, que aúna solidaridad y libertad en democracia....

Por otra parte, y como he señalado ya antes en otras entradas, llevamos mucho tiempo oyendo campanas -y/o campañas mediáticas- sobre dimes y diretes dentro del PSOE, jaleados, cómo no, por los medios, campanas que amplifican los propios militantes socialistas, siendo los perdedores de batallas internas los que más ruido hacen y que siempre quieren aparecer ante la opinión pública como los dignos, los mejores, los más democráticos, y que los que ganaron, bueno pues que no son de fiar... Y muchos militantes son los primeros en aplaudir a estos insignes perdedores, que en su locura colectiva ya sólo desean que les gane el adversario político antes de que triunfe en las urnas el ganador de la batalla interna.  Y así, hay muchos militantes socialistas que quieren y desean que gane Podemos todas las elecciones antes de que las gane su partido.
Es legítimo; es humano, quizás; pero es bastante incongruente y bastante enfermizo... Porque lo suyo es dejar de militar, como hice yo en su día; no es obligatorio militar en partido alguno: militar, como la raíz de su nombre indica, tiene mucho de disciplina... Y es más: se supone que un militante es el vendedor de un producto (su partido), no el difamador de un producto...

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