LA MILITANCIA POLÍTICA, LA CRÍTICA POLÍTICA Y LA DESLEALTAD POLÍTICA

(NO dejo de sorprenderme del espectáculo diario al que asisto, viendo a militantes del PSOE criticando al propio PSOE con más dureza aún que los adversarios políticos; habría que poner un poco de orden en todo este lío fenomenal, toda vez el elector demandante de credibilidad debe estar alucinando ante esta triste realidad. Y así, muchos con apellidos famosos tienen detrás coros alentando no se sabe qué, pues parecen más del enemigo que de su propia casa. Y por cierto, todos son perdedores o vienen de una derrota. Sobre esto va este post, que pido disculpas por su extensión).

La palabra MERCADO, tan denostada por los acontecimientos más recientes de la historia económica del mundo, es una palabra muy hermosa y muy ligada a nuestra vida cotidiana: la Plaza del Mercado; el Mercado de Abastos; menganito, ve al mercado y te traes el pan…
El Mercado es el lugar donde se vende y compra alguna mercancía o servicio… Pues bien, considero que para las ofertas y las demandas políticas también hay un mercado, que son las elecciones, donde los ciudadanos compramos tal o cual opción política para que nos gobierne. Y así, los partidos políticos serían como empresas que venden sus productos a los posibles compradores, los ciudadanos. Y las direcciones de los partidos políticos serían los consejos de administración de aquellas empresas, que, al igual que en las empresas, los eligen los accionistas, en los partidos políticos los eligen los militantes. Y los militantes serían los vendedores comerciales de aquellas empresas, es decir los que van vendiendo el producto, cual representante comercial, por todas las esquinas de pueblos y ciudades, cual antiguo “viajante”…
Y de vez en cuando, los vendedores, los viajantes, los representantes, se reúnen en convenciones de ventas (congresos y reuniones de partidos) para tratar de cómo va la cosa y cómo van las ventas y si hay que tomar decisiones o no en cuanto al producto y su estrategia de marketing…
Y dando por hecho, como obliga la Constitución, que los partidos son democráticos en su vida interna, la ciudadanía nunca debe perder su espíritu crítico; como tampoco el militante-vendedor; pero entiendo que esas críticas deben ser tratadas en esos congresos de vendedores-viajantes (es decir, en los congresos y reuniones de los militantes) y no airearlas fuera de esos lugares, puesto que en el Mercado la competencia se aprovechará de esa debilidad comercial de sus vendedores que no creen en lo que tienen que vender.
Sostengo que las críticas tan feroces, en medios de comunicación y otros frentes públicos, poniendo en cuestión hasta la capacidad de la propia organización en la que militan para cambiar las cosas, siendo militantes de esa organización, no sólo es una enorme contradicción para las ideas que defienden, sino que pierde toda eficacia su militancia, toda vez no se está de acuerdo con lo que la mayoría ha decidido y ofrece a la sociedad más amplia de la ciudadanía. Como sostengo que se debata y critique como militantes todo lo que haya que criticar; pero que lo hagan en foros internos y se asuma lo que la mayoría ha decidido ante la opinión publicada y pública. Y hablo como un ciudadano que no milita pero que asiste atónito a un espectáculo surrealista. Es apostar por caballo perdedor...
Y claro que defiendo la crítica; cómo no; pero en público sólo es asumible para los que no militan en los partidos políticos; como una empresa no entendería nunca que uno de sus vendedores (militante de partido) está día sí y día no criticando al consejo de administración o al Consejero Delegado por sus malas artes; me temo que dura dos segundos y es expulsado por dos duros aprovechando la reforma laboral de Rajoy..

Y esa es la diferencia fundamental entre un ciudadano libre (yo lo soy) y un militante de partido, que es un ciudadano también libre, como no, pero que ha tomado partido; para entonces, y para las más de las veces, mucha crítica se transforma en deslealtad.