jueves, 12 de febrero de 2015

EL CENTRO

El corazón está
todavía con llamas.
Reparad en su forma,
era un monte invertido,
un retamar airoso.
Lo rodea el aire,
y era la misma paz
de la tierra.

Una mano de viento
lo incendió:
es una zarza roja.
Se ve, desde los astros,
la trastornada luz
con que se eleva.
¡Quema, palpita, vive!
Es el centro del hombre,
lugar donde el dichoso
se recrea, la fuente
de todas las desgracias.
Su claridad es émula
del sol, tanta su furia
que enciende la mañana.

Francisco BRINES


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