domingo, 1 de febrero de 2015

EL AIRE Y EL MAR...

Hace unos días me confirmaron, tras la analítica de sangre, que todo está controlado; entre otras cosas, gracias a las pastillas e inhaladores que tomo y aspiro a diario…
También me confirmaron que no soy alérgico; en Sevilla lo era: Málaga, mi tierra, me ha curado; el mar, su clima…
Ya sólo queda el lunes el trauma, y el jueves la neumóloga…
Lo del trauma es físico: traumatólogo. Tengo una tendinitis desde hace tiempo que aparece y desaparece como el río aquel… Del otro trauma, del de la cabeza, no tengo arreglo: mi madre decía que los García se volvían locos a partir de los cincuenta; la tía María, Mariquilla García como todo el mundo la conocía (era famosa hasta en la China), la hermana más pequeña de mi padre (todos ya idos), llamaba “LA COSITA” a esa mezcla de locura, un cierto halo de distinción esquelética y un elegante sentido del humor que todos los García de Coín decía que teníamos y que llevamos marcado en la sangre, al menos desde hace cuatro generaciones… Por tanto, amigas y amigos psicólogos y psiquiatras: conmigo, con nosotros los García de Coín, no tenéis futuro alguno... Lo nuestro no tiene solución por genético…
Sí, ya queda poco: esta semana que entra (en la semana, como dicen los gallegos) acabaré con esta lata de los médicos y sus asuntos.


Cuando el aire movía tanto el viento que llegó a empujarme en la mañana y cuando el cielo que anuncia tormentas me hizo regresar pronto del mar…


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