miércoles, 1 de mayo de 2013

LLEGÓ MAYO AL FIN...






Leíamos en libros antiguos aquello de que los dioses sólo buscaban la emancipación de los más desposeídos, de los más desamparados, de los más inocentes... Y también leíamos que el hombre, por no acatar aquella voluntad suprema, debía salir del paraíso terrenal, ganarse el pan con el sudor de su frente y esperar a morir para resucitar en los cielos, donde una vida más digna, solidaria, hermosa y ociosa le esperaba para la eternidad toda...
Y en esto llegó Fidel y mandó a parar...
Y hete aquí, que aquellos dioses sólo defienden a los que esclavizan a los desamparados, desposeídos y de tan inocentes que hasta les votan... Y hete también aquí que nos hemos quedado muy lejos del paraíso y sin poder sudar nuestras frentes para poder ganarnos el pan...
Y por desgracia, llegó Fidel, sí; pero fracasó también en su mentira de poder...
Y henos aquí, al fin, sin paraíso, sin poder sudar por no tener ni siquiera trabajo (lo que fue castigo es hoy el maná, por escaso, por deseado, por necesario) y los que montaron este lío, con los dineros en Suiza, con sobresueldos, con sus ideólogos con faldas instalados en la pedofilia y la mafia de los dineros con bancos engolfados en paraísos fiscales, financiando la delincuencia internacional y de compinche unos políticos corrompidos por el verdadero poder: el dinero y sus antojos ilimitadamente avaros...
Para mayor de nuestros males, ya no llegan fideles ni se les espera...

¡Qué equivocado estaban los libros antiguos! ¡Y qué manipulador el vocero de entonces!...
¡Y qué terrible realidad nos asola!!!!



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NOCTURNO

Solo, cohibido, temeroso, aturdido,
me afano en un paraje baldío;
a lo lejos, las estrellas giran en el espacio,
a mis pies, susurra la tierra con voz queda.

T. MacGreevy
(Traducción, Luis Ingelmo)



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OTOÑO DE 1922

El sol se consume,
el mundo se marchita

y el tiempo se amedrenta ante el triunfo del tiempo.

Thomas MacGreevy




Nuestra época última, en su irreparable envilecimiento degradante y humillante, nos dejará muchas huellas, sobre todo a los más jóvenes; y la mayoría de ellas serán, por desgracia, irreparablemente encanalladas, viciadas, sucias y corrompidas...
Y nos marcarán, inevitablemente, como una nueva derrota colectiva de la humanidad -otra más sin aprender del pasado- por no haber sabido levantarse a tiempo contra la tiranía y la crueldad de una minoría amoral, inhumana e indecente...

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Olvidar lo malo es la otra forma de la memoria...
Quizás la más deseable...


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