Siempre en el amanecer... Y siempre sobre el mar...
El mar, al amanecer del día, es largo y horizontal en su quietud de muchedumbre; y las mañanas, tras iniciar el día, cortas y verticales como espadas de razones sin afectos... Sólo sombras ya, lejanas, abandonadas como adioses en la tarde...
Para entonces, tinieblas se recrearán en la necesidad de una costumbre:
la del amanecer, siempre sobre el mar...
Y la cucaracha se comió la tortilla...
El mar, al amanecer del día, es largo y horizontal en su quietud de muchedumbre; y las mañanas, tras iniciar el día, cortas y verticales como espadas de razones sin afectos... Sólo sombras ya, lejanas, abandonadas como adioses en la tarde...
Para entonces, tinieblas se recrearán en la necesidad de una costumbre:
la del amanecer, siempre sobre el mar...
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