jueves, 3 de septiembre de 2009

LOS AMANECERES DE MI NUEVA VIDA...

Desde que me inicié en esta nueva (y espero que transitoria) vida, he recuperado los amaneceres... Y aunque soy crepuscular (esa forma tan hermosa de derrota y de cansancio), ver y sentir un amanecer te llena de fuerza y placer.
Así, cada día laborable, salir de casa aún de noche y empezar la carretera iluminada por el sol que se inicia en las alturas, con esos vapores que produce el rocío al calentarse y esa placentera desnudez del alba, ciertamente es un espectáculo sobrecogedor...
Sólo estropea el amanecer la cantidad de vehículos autómatas que como hormigas inundan las carreteras de acceso a las ciudades, esos espacios que, como decía el bolero, destruyen las costumbres... O días como hoy que, como consecuencia de una agradable cena de los hermanos en casa de La Mayor, ha supuesto que apenas haya pegado ojo en una noche calurosa, corta y agotada...
Sí, ciertamente en mi nueva vida he recuperado los amaneceres necesarios que me llenan de fuerza y de placer.

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