martes, 30 de octubre de 2018

TODOS LOS DÍAS SON MÍOS

"Si después de morirme quisieran escribir mi biografía
no hay nada más sencillo.
Tiene sólo dos fechas
la de mi nacimiento y la de mi muerte.
Entre una y otra todos los días son míos."
Fernando PESSOA
Sí, hoy fue un día también mío; y demasiado intenso; tanto que ya no estaba tan acostumbrado a ellos tras unos maravillosos días por la provincia de Cádiz...
Por lo demás, hoy hemos conocido de la deriva brasileña hacia un inquietante futuro, si es que ya no lo era en presente...
Como también la pronta renuncia de Angela Merkel en Alemania...
Y aquí seguimos con ese juego político de la mentira de una imposible independencia de un territorio de la Iberia para con una España que todos sabemos que tampoco es independiente, salvo en cuatro discursos, consignas y banderas...
Y es que el sistema económico, social y político nos ha arrastrado hasta hacernos cómplices de sus éxitos y, sobre todo, de sus fracasos; y decir que tal o cual territorio del mundo es independiente -o pretende serlo- es no saber en qué mundo o tierra se vive... Porque nunca el mundo antes como ahora fue tan dependiente unos de otros de sus hombres, mujeres y territorios...
Sí, el sistema ha triunfado tanto que ha tenido que producir antisistemas marginales para evitar su propio absolutismo y su decadencia, y permanecer así -y por mucho tiempo- como la única verdad ampliamente aceptada.
Y así, si antes el sistema productivo tenía dueños del capital financiero que promovía inversiones y se arriesgaban en sus éxitos o fracasos con sus propios patrimonios, teniendo a veces a los trabajadores más como enemigos que como empleados a cambio de un salario digno, a través de aquellos modos de explotación que sólo permitía poco más que reproducir sus esfuerzos y la creación de una familia como refugio y como sustento regenerador de aquellos nuevos explotados, hoy, el capital y el sistema financiero que lo promueve, está formado por los propios ahorros de aquellos trabajadores, que, en cuanto han llegado a disponer de capacidad de ahorro, se han aburguesado cual nuevos ricos y depositan sus ahorros como forma de nuevo capital del que disponen los nuevos banqueros, que no sólo no arriesgan sus patrimonios, como hacían antiguamente los dueños del capital, sino que sólo arriesgan el capital ajeno, es decir, el de las clases medias aburguesadas que disponen de capacidad de ahorro y que suponen la mayoría social de las sociedades de occidentales más avanzadas...
Sí, este ha sido el gran triunfo del sistema: hacer partícipe de él a la gran mayoría de la sociedad, cual sus clases medias acomodadas y aburguesadas. Y los ahorros de aquellas clases medias son gestionados por fondos de inversión sin cabeza visible salvo la entidad gestora (sus ejecutivos), acometiendo inversiones a sabiendas de sus riesgos y a sabiendas, también, de que por la importancia social de sus decisiones inversoras serán rescatadas por los Estados en caso de quiebra; unos Estados que están sustentados en sus ingresos por las mismas clases medias que son las que pagan los impuestos, pues los ricos, no sólo son muy pocos sino que, además, evaden sus impuestos y sus capitales...
Y mientras tanto, sin regular esos flujos de fondos y con aquellos inversionistas que juegan con nuestros ahorros, pues eso, aparecen las crisis por excesos de riesgos de morosidad y fallidos, como la crisis financiera que soportamos desde hace ya más de 10 años y que tuvo su origen en la falta de regulación y el exceso de liberalismo económico-financiero. Y no sólo no se ha hecho nada por regular el sistema financiero para que no vuelvan a cometerse los mismos errores, sino que las clases populares, presas del miedo a perder lo conseguido (casas, coches, sanidad, educación, etc) se acogen al discurso de cuatro populistas de todos los colores creyendo que ellos les devolverán a los años felices, cuando aquellos mismos hacían lo que han hecho haciéndoles creer a las mismas clases populares que el mundo iba bien porque ellos compraban casas, coches y accedían a servicios que nunca antes tuvieron...
Por último, en aquel triunfo del sistema, también se acabaron las tomas de los palacios de invierno, las revoluciones... Porque, ¿dónde están los dueños del Palacio, cuatro ejecutivos millonarios? ¿Dónde los del capital, si el capital son nuestros ahorros? ¿Qué Palacio de Invierno hay que asaltar si los que los habitan sólo son ejecutivos (bien pagados, eso sí) que administran lo de otros, es decir, lo nuestro, y no son, por tanto, los verdaderos propietarios del capital?
Sí, este ha sido el gran triunfo del sistema: hacernos partícipe a todos de él. Y para colmo, sin contrapoder político: el Estado Nación ya no es la estructura política de contrapeso necesaria para poner orden social, legal y político, y donde rehacer el consenso social, el pacto social; porque son necesarias estructuras más globales que los antiguos Estados; al menos estructuras Continentales, no nacionales, para evitar excesos y ejercer como verdadero y eficaz contrapeso del sistema...
Pues no; de nuevo renacen los nacionalismos, liderados por teorías de librecambio, el librecambio que nos descubrió el engaño en el que habíamos caído; eso sí, librecambio sólo comercial y con fronteras sólidas ante los flujos migratorios, no vaya a ser que vengan de fuera a quitarnos lo nuestro; como si la historia de la humanidad no hubiese sido sino la historia de las migraciones humanas en busca de Dorados sueños y suelos...
Y en esa regresión paralela a la económica y a la social, la que hace que el sistema se regenere y renazca en nuevo ciclo de triunfos, aparecen los líderes populistas de todo signo y ad hoc apoyándose, precisamente, en las clases populares más temerosas de perder lo que consiguieron.
Y así nos va... Y mientras esto sucede, muchos siguen con las consignas, las mentiras, las fullerías con esquemas y discursos del pasado... Y los oportunismos de mediocres líderes políticos de tres al cuarto...
Y una vez más la pregunta: ¿dónde están los intelectuales, los pensadores, los críticos, los filósofos, etc?
¿Dónde la esperanza?
Sí, hoy fue un intenso día, ya en la madrugada del siguiente... Porque como dijo Pessoa, 'todos los días son míos'...


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