viernes, 10 de agosto de 2018

CON EL RÍO FRONTERA...

9 de agosto 2018
Hago tiempo en una agradable cafetería de Pontevedra, donde tomo aguas minerales con gas hielo y limón. Hace fresco y luz; y hago fotos a las ruinas de la Alameda, soberbios restos góticos de lo que fue una iglesia...
Pero el tiempo se agota para recoger el encargo, cosa que agradezco, pues en la barra hay un señor típico y tópico que habla a voces para que lo oigamos todos los clientes... Ya se sabe, aquello de todos los políticos van a robar, hay mucho golfo, de mayor quiero ser niño, y todas las cosas ad hoc y tópicas de personajes de este nivel de franquista en añoranza.
Antes pasé por una mercería buscando unos botones para una chaqueta que tengo en Málaga, ciudad donde no los encontré. Y al verlos, me tiré en plancha... Me atiende un señor mayor (¡como si yo fuese joven!, jó!) que me dice que no puede ofrecérmelos porque están en una caja y como estuvo muy enfermo no puede hacer el esfuerzo... Dije de ayudarle y se negó... Y me recordó a Javier Marías que contaba cómo en sus años de Oxford entró en una librería de viejo y cada libro que solicitaba el dueño de la librería le decía que no estaba en venta!!!
¡Hay gente ‘pa tó’, señor!!
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10 de agosto 2018
13 horas...
Tras gestiones antimosquitos (creo que sólo me pican a mí todos los del mundo mundial) y comprar un libro necesario, alcancé el Lago de Castiñeiras, encima de Marín, y donde faltaba agua para su hermosura toda. Bajando a Marín, miradores enterrados por la vegetación impedian la ría y sus conjuntos...
Y decidí entrar en Portugal: la saudade me obligó de manera irrenunciable...
Y fue entrar en Valença do Minho, en su fortaleza, donde desde su Pousada se divisa la imponente Catedral de Tui sobre el Miño español, y sentir algo especial inenarrable y que se repite una y otra vez cada vez que piso tierras portuguesas...

Es una sensacion muy parecida a lo que siente mi alma cada vez que rememora aquellos dias en los que creo que fui feliz; o que al menos permanecen intocables y eternos en mi memoria...
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15 horas
Y entré en Tui, en su Parador, enfrente de la Fortaleza de Valença do Minho, atravesando el espectacular puente internacional que une Portugal con España separadas por el Minho, el río frontera...

Tomo algo de comer y me siento vivo...

P.D. Ojeo el libro necesario. Fernando Aramburu nos sorprendió con su PATRIA; pero amo este tipo de libros, intimistas, dietarios, autobiográficos, como una experiencia de vida; como un testimonio único por universal: sólo somos emociones y sólo somos solos...












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