lunes, 2 de julio de 2018

A VECES, LA VIDA...

Y me vine al mar de enfrente; temprano, en la primera mañana: sólo se puede bajar a estas nuevas horas para pasear un rato y desayunar pan con aceite y un exquisito café...
Corre una levísima brisita y me siento bien, sin queja alguna hacia mis dioses...
Para mi gozo, he conocido a una nueva camarera. Encantadora, alegre, tan joven que aún no debe saber de dolores. Y es bellísima, cosa que sabe y que agradece a la Naturaleza, esa dueña de los destinos, del azar y las encrucijadas... Su presencia engrandece el momento: ya sabéis que siempre muero ante una mujer hermosa y quedo mudo en contemplación...
Al parecer esto ya no se lleva, pero lo mío es tan irremediable como inevitable...
A veces, la vida...

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