Decía Pessoa que no amamos a otra persona sino a la idea que tenemos de la otra persona; y concluía que, por tanto, sólo nos amamos a nosotros mismos...
Algo así siento a veces respecto al sentimiento de la amistad, a pesar de ser una forma de afecto más superior a la del amor convencional pues no es un afecto interesado ni es portador de un cierto egoísmo, como pudiera serlo aquel que todo el que ama a otro manifiesta casi siempre de manera irracional, amor al que se refería el poeta...
Para entonces, aquel amor superior, el de la amistad, baja de nivel y desaparece como tal, igualándose así al eterno y egoísta amor: el de amarnos a nosotros mismos disfrazados de otro, aquel al que elegimos como espejo donde mirarnos con el sosiego necesario para aceptarnos; a veces, de por vida...
Quizás es que algunos son tan débiles que sólo el amor propio les puede salvar...
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