sábado, 7 de mayo de 2016

D.E.P.

Acabo de llegar de una despedida. Era nieta de un hermano de mi bisabuelo paterno; era prima de mi padre; y era, sobre todo, amiga de mi madre.
Vivía enfrente casi de nuestra casa, y todos los días entraba en la casa de mi madre. Y siempre fue muy cariñosa con todos nosotros, sus primos terceros o como se diga...
Hoy también hemos despedido, simbólicamente, a aquellas mujeres, nuestras madres, tías, primas, que no sólo vieron sesgadas sus vidas por una cruel guerra, sino que fueron ninguneadas en derechos civiles durante una dictadura que las anulaba como personas y que trabajaron como mulas para sacar a su gente adelante, cuando muchas de ellas iban a ser educadas como señoritas de bien para ser felices...
Hoy hemos despedido a una pariente lejana en la sangre pero cercana en los afectos; y he querido estar con sus hijos, los primos lejanos pero siempre también cercanos, como homenaje a una generación de mujeres que no sólo nos parieron sino que fueron un ejemplo para todos de entereza y coraje.
Y también he querido estar en la despedida porque sé que a mi madre le hubiese gustado (le ha gustado) que estuviéramos sus hijos allí presentes en la despedida de su amiga, la prima Isabel...
D.E.P.
P.D. En el cementerio de Coín siempre hay una visita irrenunciable...




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