lunes, 4 de mayo de 2015

REIVINDICACIÓN DE LA POLÍTICA

Repito una reflexión que hice a finales del año pasado...

Desde que uso la razón (casi nunca la tengo y prefiero no tener algo tan complicado y responsable como es la razón) reivindico la POLÍTICA con mayúsculas; es decir, el arte de lo posible -por necesario- para que un colectivo, una sociedad, un pueblo, conviva en paz y en libertad frente a la barbarie y la selva de donde procede la historia del hombre en la tierra. La POLÍTICA como pacto social inevitable, y pacto democrático entre diferentes y desiguales; para convivir en paz y en libertad; para alimentar el humanismo frente al barbarismo; para el triunfo, en suma, de la inteligencia y la vida, frente a la crueldad, la guerra, la miseria y la muerte.
Y con un sólo fin: alcanzar un mínimo común denominador, cual la igualdad de oportunidades -única igualdad en la que creo y en la que es posible ahondar-, y sin la que nunca se alcanzarían otras utópicas igualdades…

Por tanto, la POLÍTICA no sólo es necesaria sino que necesita a diario de nuestra proclamación de hombres políticos; de lo contrario, otros harán la política por nosotros y pronto seremos olvido… Sí, necesitamos hombres políticos, concienciados de la necesidad de la POLÍTICA; y así, siempre he admirado a los hombres y mujeres que han dado el paso de querer representarnos en esa noble y necesaria función, la de dedicar parte de sus vidas a la POLÍTICA, de igual manera que he criticado siempre a aquellos que proclaman que todos los políticos son iguales cuando aparecen claros ejemplos de corrupción y/o de hartazgos que el propio sistema genera, sobre todo en épocas de crisis, no sólo económicas, sino también morales y sociales, y cuando el sistema judicial no está a la altura -o no está capacitado en medios- para ejercer su necesaria función, cual salvaguardar la igualdad ante la ley de todos los ciudadanos, sean cuales sean sus funciones, sus bienes y sus estatus sociales.

Del mismo modo que la POLÍTICA es necesaria, también sostengo que es necesario el que exista una ciudadanía crítica y eficaz como contrapoder, más allá de honesta intelectualmente hablando. De lo contrario, el desdén de aquella ciudadanía para con sus representantes y el abandono de su función crítica hará que aquellos campen a su antojo sin escrúpulos ni ataduras: el poder corrompe; pero lo que más corrompe es una ciudadanía que no ejerce su función de contrapoder…

No, no basta con votar cada cuatro años; hay que militar como ciudadanos críticos y responsables.

Y así, si por ejemplo, no tenemos capacidad moral de criticar la gestión de nuestro Presidente de Comunidad de Vecinos, toda vez que nunca hemos querido que nos nombren para el cargo, del mismo modo, poca capacidad tendremos de vociferar y criticar nuestro malestar para con nuestros representantes si no ejercemos como verdaderos ciudadanos y si de vez en cuando no nos ponemos en el lugar del que ha optado a representarnos y que por mor de unos cuantos desalmados (en términos porcentuales los políticos corruptos siguen siendo una minoría) llevan la cruz de por vida de casta, golfos o ladrones.

La POLÍTICA, repito, es necesaria; y hoy, es más necesaria que nunca; cuando en el horizonte sólo hay nieblas y mucha humedad...

Y, sobre todo, cuando la ciudadanía se ha abandonado en su desdén…

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