domingo, 11 de enero de 2015

SIEMPRE LA MISMA HISTORIA...



Un tío mío, médico, ya ido (todo en la vida es irse) le decía a los pacientes, en su consulta, que dejaran el tabaco; que era muy malo para la salud.
Lo curioso era que se lo decía fumando él un pitillo tras otro... Y a nosotros, sus sobrinos, aquello nos hacía mucha gracia...

Ayer, sin ir más lejos, me sucedió una cosa muy parecida, pero en una óptica cercana a donde vivo. El óptico (y dueño del negocio), al que llevé unas viejas gafas para que les acoplara los cristales de otra que me molesta en la nariz (son unas viejas gafas que amo por que me las regaló una de esas personas importantes en nuestras vidas, aquellas que tienen la virtud de convertir los objetos en sujetos), dicho óptico, digo, me estuvo incitando a que me pusiese lentillas. Que si eran muy cómodas, que si esto, que si lo otro...Y yo le decía que me daba grima ponerme dentro del ojo algo... Y me negaba una y otra vez... Y volvía a insistir de nuevo...
Y cuando ya me iba me fijé más detenidamente: ¡¡¡el óptico llevaba gafas!!!

Viene esto al caso a que muchas veces moralizamos -o nos ponemos estupendos- y ni siquiera nos miramos al espejo nuestras propias miserias y limitaciones...


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