domingo, 21 de diciembre de 2014

ESPIRITU CRÍTICO, NO DIFAMACIÓN...

Siempre he defendido, aún en los años difíciles, la crítica, el espíritu crítico, el no creerse las consignas, no participar de lo fácil, de lo simple y demagógico que hay siempre detrás de todo discurso moral, político, ideológico, etc... Es más, creo que sólo con la crítica decente las sociedades avanzan en la democracia, ese camino que a diario nos debe llevar hacia la igualdad de oportunidades, la única en la que creo y madre de todas las posibles y futuras igualdades...
Pero de igual modo, nunca he aceptado la difamación del otro, del contrario, de lo de enfrente... Y menos aún, cuando se trata de seres humanos que participan de tu concepción del mundo, esos que llaman eufemísticamente compañeros por participar de tus ideas, de tus utopías... Y así, es impresentable intelectual y moralmente ver cómo gente que se dice defensora de unas determinadas ideas hasta su militancia activa en las organizaciones que las defienden, están a diario, no sólo despotricando de aquellos que las defienden y a los que se les supone un respeto y una necesaria solidaridad, sino que, por el contrario, a diario se les ve con rancias maneras y sin ningún escrúpulo intelectual ni moral, vociferando mentiras sin contrastar pero que dañan al que consideran su 'enemigo' porque les ganó una batalla interna de personas en la organización en la que militan y plasman sus ideas...


A veces pienso que la maldad no tiene una sola cara; y la peor de todas es la de muchos a los que sus víctimas consideran de los suyos.

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