jueves, 3 de octubre de 2013

Hace un tiempo vi, en no sé qué cadena, cómo unos reclusos que salían de la cárcel alababan a Bárcenas, con expresiones soeces, al que calificaban de buen tipo tras conocerlo dentro de la prisión; no me extrañó, pues entre colegas ya se sabe...
Cuando la Pantoja salía y entraba en los juzgados de Málaga, por aquel caso de Marbella, también entendí que sus fans la aplaudieran: la España de pandereta y del marujeo es sempiterna...
Entre medias, vimos la slavajada, un año más, del Toro de la Vega. Y recién hemos visto cómo se aplaude a Messi al entrar a reconocer su culpa y pagar por ello; un argentino que ha defraudado esa enorme cantidad de dinero al estado español, ganado de aquella manera; pues eso, que ya ha colmado el vaso...
O quizás es que el vaso sólo era una triste y siniestra realidad: la España pícara, bárbara, la de pandereta, la devota de Frascuelo y de María, está atada y bien atada a la realidad social de nuestra gente...
Y en Málaga, besamanos, rosarios y procesiones...
¡Qué asco!!!!

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