jueves, 3 de octubre de 2013

Antes de ayer fue un memorable día; no olvidaré, amigos, la inmensa alegría que sentí ante tanta muestra de afecto; sobre todo, la que provino de algunas personas concretas que suponen y significan para mí algo más profundo, sicabe...
Al irme a cama, a descansar, me llegó el recuerdo del olor de una magnolia: siempre que siento cierto sosiego y conocida templanza me viene aquel olor; el de las magnolias que me acompañaban siempre en verano en aquellos mis años de Cádiz: debajo de la ventana de mi dormitorio, en el jardín, había un soberbio magnolio; y la señora que atendía la casa, cada noche, me depositaba una magnolia en la mesilla de noche: la habitación, para entonces, se llenaba de hermosura...
Aquel olor, el de aquellos días, por fortuna, no he podido olvidarlo nunca y lo llevo siempre conmigo...
Gracias a todos por vuestras palabras de ayer y de siempre...
Os dejo este poema y estas magnolias como muestra de mi enorme agradecimiento...
Gracias...

LA HONDONADA DE MAGNOLIAS

En las puntas de las ramas,
brotan flores de magnolia.
En medio de la montaña,
deslumbran corolas rojas.
Soledad y silencio
en el valle desierto.
Profusas flores se abren
para caer más tarde.


WANG WEI (701-761)
En los últimos años de su vida, el poeta se retiró a las montañas de Wang Chuan de Lan Tian, provincia de Shanxi, enfrascado en libros budistas y dedicado a la vida espiritual...


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