viernes, 25 de octubre de 2013

CUANDO EL OTOÑO...

Cuando llegaba el otoño, antes de la navidad, llegaban las cosas del campo de Tolox, un hermoso pueblo en el corazón de la Sierra de las Nieves de Málaga; y llegaba el aceite para todo el año, higos secos en seretes artesanos y muchas más cosas; y, sobre todo, llegaba un saco de bellotas, que era lo que más me gustaba...
Sí, yo he comido mucha bellota cruda; quizás más que un cerdo ibérico, por aquello de vivir más años... No creo dar, en cambio, buen jamón, pero sí me hizo no olvidar nunca aquellos días, aquellos veranos en el campo y en la casa de Tolox...
Y todos los años, por la Navidad, nos convocamos las cuatro generaciones que hemos disfrutado en aquellos lugares. Y aquí estamos parte de esas cuatro generaciones; faltan sobrinos, algún hermano, cuñada, sobrinos-nietos... Pero no falta una memoria colectiva... Ya se sabe, la memoria es fugitiva: siempre huyendo a los mismos lugares...


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