Ya las tardes comienzan a ser más largas, más luminosas y más claras. Recuerdo las tardes aquellas de otros tiempos, cuando llegaba febrero, y cuando florecían los primeros almendros; los más adelantados; los más impacientes....
Y también ya uno siente cercana la primavera: los soles no sólo ya se inician antes, al nacer el día; también se ponen ya más tarde, al morir el día...
Es el tiempo en su constancia; es la naturaleza... Y es la libertad para recordar, para pensar y para sentir la tenacidad de la vida...
Poco a poco -al fin- se afianzan los soles. Y también las temperaturas se acompasan a los cuerpos cansados.
Por el sur.
Y cada tiempo transcurrido, cada hora, cada día, me siento más débil para la tristeza.
¿Qué será de mi mañana?...
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