Cuando creíamos enterrado el aldeanismo y el cantonalismo, ha llegado la modernidad para posicionar lo aldeano en el centro del debate nacional: ya no hay estado; hay aldeas, territorios, localismos, y un enorme deterioro de la entrañas de lo que fueron las Españas que aspiraban a unirse a la Europa del bienestar, la democracia y la libertad...
Todo se desmorona a nuestro alrededor, y regresamos a la aldea para recuperar nuestras raíces.
Mientras el mundo exige una gobernanza global que impida volver a las andadas, la España más rancia se amalgama en la izquierda política y se apoltrona en los localismos para recuperar sus signos de identidad. Barreda, Montilla: ni en Cataluña ni en Castilla La Mancha, queremos residuos nucleares, dicen.
Sí a la energía nuclear como solución estratégica; pero los resíduos, para otros...
La España aldeana retorna así al siglo XIX.
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