Desde las tierras gallegas, hoy, 18 de julio, la memoria emocional nos lleva al desdichado recuerdo de aquel otro 18 de julio de 1936, cuando un militar gallego se levantó en armas contra el incipiente estado de derecho que a través de la IIª República quiso iniciar la necesaria modernización de aquella España rancia, feudal, caciquil, decimonónica y bárbara...
Y desde entonces hubo que esperar hasta el último tercio del fin del siglo XX para que aquella siniestra, antigua España ineficiente, aquella que anuló las generaciones de los españoles más cultos y comprometidos con la vida como vehículo de la felicidad y de la libertad humanas, viera un poco la luz.
Una vez más la memoria es selectiva. Y si olvidamos pronto lo que nos hizo daño, entonces también deb emos recordar que no debemos olvidar sufrimientos colectivos; sobre todo para no repetirlos, pues ya sabemos aquello de que el hombre tropieza siempre con la misma piedra, y si algo es la historia de la humanidad, es la historia de la intransigencia y de la barbarie...
Desde las tierras gallegas, un recuerdo y un homenaje a aquellos españoles humanistas, intelectuales solidarios, comprometidos y libres; hombres y mujeres que fueron el ejemplo y espejo de muchas generaciones venideras, y donde se han mirado, donde se han reivindicado, y donde se ha venerado su regeneración en nuevos hombres y mujeres necesarios, para que vuelvan a ilusionar y vislumbrar salidas humanamente liberadoras en este páramo de mediocridad colectiva en que se ha convertido el mundo libre de hoy, tras el nuevo triunfo, el retorno y la regresión históricos a los que nos han llevado los viejos salvadores de patrias y valores, como aquel enano gallego y salvador español que tanto dolor causó a millones de ciudadanos que sólo vinieron al mundo para vivir en paz...
Hoy, 18 de julio de 2008, ni olvido ni perdono...
