domingo, 13 de julio de 2008

CRONICAS GALLEGAS (13)

11 DE JULIO DE 2008

10,40 horas

Amanezco tocado: la noche no fue hermosa y ayer ya presentía escozor de garganta y ciertas destemplanzas… Y entre el síndrome de Stendhal (desde que inicié la temporada de este verano en la tierra de Castelao no he podido evitar las emociones que me producen estos paisajes y sus gentes) y mi debilidad (no sólo del alma), el cuerpo se agota donde es más frágil; allí donde sabe que no se tienen muchos recursos…

Y llamé a Elena: teníamos planes portugueses que hubo que anular, pues es mejor retirarse a tiempo de la batalla para no perder la guerra contra la mala salud de hierro que tengo… Atenta, como siempre, se me ofreció para lo que de ella necesitase, cosa que sólo yo sé cuánto se le agradezco…

-No hace falta, le dije: también sólo yo sé cuán mal enfermo soy…

Hoy, 11 de julio de 2008, es el primer día que paso íntegro en el apartamento de Poio. Espero llevarlo bien, a pesar de mis pesares, y a pesar de que las afueras están intactas, esperándome, para sorprenderme de nuevo…

19,46 horas

La tarde se va yendo despacio hacia el crepúsculo, esa prodigiosa manera del día para despedirse de los seres vivos cansados de la lucha diaria por la supervivencia en este mundo… Será sólo cuestión de horas el volver la vida a sus andadas…

Y cuando, también la tarde, trae tristes y desagradables noticias de seres humanos desaparecidos en su conquista del frustrante dorado, en su también particular manera de supervivencia en el mundo, y de desigualdades varias como inflación y otros desastrosos datos económicos, las nubes del cielo de Pontevedra, en forma de frondosos y enormes algodones blancos y grisáceos, al dejar vislumbrar el último azul de aquel cielo, suavizan heridas profundamente dolorosas en este declive del día, del malestar, del tiempo y de la melancolía…

Y así, poco a poco se nos va yendo este día enfermizo en la batalla diaria frente a las debilidades -ciertamente frágiles- de este mi cuerpo…

Y vendrá la noche, esa siniestra manera que tiene el día de anunciar el paso del tiempo, y no te sentirás solo y abandonado; a fin de cuentas, te acompaña tu soledad y tu malestar…

Para entonces, sólo desearás llegar al amanecer blanco y nuevo…

Y te sentirás, al fin, reconfortado; como la espuma del mar cuando alcanza su orilla…

22,40 horas

Tras una visita -que agradecí- de la hermana y marido, el cuñado Celso, visita con cena incluida en forma de trozo de empanada que me traen, y tras leer unos textos de Pessoa y de Coetzee, poco a poco me fue entrando el sopor de la noche derrotada, acompañado de medicamentos: ya sólo tengo fe en la química…

P.S.

Texto de Pessoa: "¿Por qué soy tan infeliz? Porque soy lo que no debería ser. Porque la mitad de mí es lo opuesto de la otra mitad, y el triunfo de una es la derrota de la otra, y la derrota es sufrimiento: mi sufrimiento, siempre." (Diarios. Gadir)

Texto de Coetzee: "Que el ciudadano viva o muera no es algo que preocupe al estado. Lo que le importa al estado y sus registros es saber si el ciudadano está vivo o muerto." (Diario de un mal año. Mondadori)

12 DE JULIO DE 2008

Amaneció con claroscuros: cielos abiertos al azul, o cerrados por densas y bellísimas nubes derrotadas ante la belleza del claror del día, fresco, límpido, y quieto de aire y pesadumbre…

Pareciera el otoño; pareciera otro tiempo, otro lugar, otro mundo…

Y al fin me reconozco una mejoría en el malestar latente: el cuerpo también necesita, como el alma, de bonanzas internas, de motivaciones externas, de agradecimientos ajenos, y de impulsos mundanos: hoy tenemos comida con los amigos de la hermana Carmen en casa de Pilar, en Sanxenxo.

Y es que la vida es una eterna y dura constatación de nuestra pertenencia al mundo que nos tocó en vivir… Por tanto, nada de aquel nos puede ser ajeno, aunque las más de las veces optemos por los paraísos interiores frente a aquel mundo con el que a menudo nada tenemos que ver; al menos, sentimental y pasionalmente…