martes, 15 de enero de 2019

ERA EL OTOÑO DE 1988

Ya sé que la esperanza es estéril; pero cuando declina la tarde, con la tibia calma del crepúsculo, cansado de tanta renuncia, quisiera esperarte y recobrarte...
Y una tarde te esperé; como jaula que quiso volar, como isla que quiso regresar...
Pero hubo un grito que fue silencio.


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