lunes, 25 de septiembre de 2017

MELANCOLÍA DE DERROTA...

Lo más doloroso siempre es la verdad: una terrible y certera melancolía de derrota recorre todo mi ser...

Que el mundo -y España como parte de este- pasan por un momento delicado, difícil, es algo conocido por todos. 
Que soy un enorme escéptico sobre la bondad humana es algo que con la edad se me ha agudizado, aunque, por desgracia, lo he presentido desde muy temprano: nacer en la posguerra española entre tanta miseria en derredor, si tienes algo de sensibilidad y de coraje, te lleva inevitablemente a una cierta derrota y melancolía...
Claro que, al mismo tiempo -y desde entonces- siempre he gozado de un incierto sentido del humor y de una cierta distancia ante los abismos (de ahí mi enorme vértigo a las alturas) para superar la realidad y poder sobrevivirme: conozco el sufrimiento desde muy temprano...
Lo que ya me sorprende, por incomprensible, por hasta inhumano e insolidario, es ver a gente reclamando no caer en escepticismos melancólicos, en derrotas, en posicionarnos como sea en una felicidad fingida, como estandarte hasta revolucionario, y dejarnos de clamar justicia ante tanta maldad y, sobre todo, ante tanta incompetente estulticia que recala en el insulto a la más mínima inteligencia, cercana al delito del individualismo egoísta, frente a un mundo que a todos nos atañe porque todos somos sus actores... Basta ver un Telediario para saber y sentir de lo que hablo...
Sí!!! ¡Ya está bien de buenismos y de equidistancias!
En momentos de crisis, en situaciones delicadas, cuando está en peligro el presente de la nada, hay que tomar partido, partido hasta mancharse, como dijo el poeta, y como me dice el alma y la razón...


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