viernes, 15 de noviembre de 2013

UN RECUERDO DE OTOÑO...

(Para todos mis amigos que se dedican a la enseñanza pública -y a la educación en general- mi respeto y mi admiración; y mi desprecio para todos aquellos que critican la educación pública y aplauden a los que nos quieren regresar al nacional-catolicismo de entonces)

Son ya muchos los comentarios volcados sobre la necesidad de una educación pública para las sociedades tan desiguales como la española y para una ciudadanía que venía de una dictadura y con elevadas tasas de analfabetismo en amplias capas sociales del país.
Muchos de los que nacimos en la posguerra -y a los que nuestras familias pudieron darnos una educación digna para con aquellos tiempos- fuimos educados por nuestra gente con mucho sentido de la responsabilidad, de la solidaridad; y nos recalcaban casi a diario que éramos unos privilegiados; y que teníamos que darle gracias a dios -no creíamos ya muchos en su dios; pero ellos sí, y siempre lo respetamos: yo provengo de esa cultura; otra cosa era el clero y el nacional-catolicismo- por haber nacido en una familia que podía darnos lo que pocos podían tener...
Mi madre nos lo recordaba siempre que llegábamos los fines de semana al pueblo y veíamos tanta miseria y tanta pobreza...
Pero ha bastado una generación para creer a aquellos que nos vociferaban que éramos ricos, y que España era una nación grande, que ya nos decían aquellos desalmados, y para revisar, de camino, conceptos tan fundamentales como la educación pública para llevarla a sus nuevos negocios tras el ladrillo; aquella educación pública que ha hecho de nuestra juventud la más avanzada en conocimientos y preparación de toda su historia.
Y desde ese dolor que supone revisar tan pronto lo que sólo ha sido iniciado, mi denuncia de tanto discurso reaccionario, cruel y peligroso, que encima es aplaudido por capas sociales que provienen, apenas en una generación, del espanto, del horror y del analfabetismo...
Y mi rechazo también a tanto crítico de pacotilla para con la educación pública, cuando ellos han sido unos privilegiados al poder optar por la educación privada pudiendo haberlo hecho por la pública; ese ejercicio de la libertad que no tuvieron otros, los que no pudieron estudiar porque no tenían medios sus padres, o los que sólo podían pagar la privada porque la pública no existía...
Mi madre siempre nos dijo la verdad; y nos recordaba casi a diario que éramos unos privilegiados y que teníamos que darle gracias a dios...
Y siempre nos lo decía en otoño, como la recuerdo hoy...

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